Si hay alguien que cambia la perspectiva de la vida y de la muerte es esa persona que está a punto de morir. Cuando se es joven no se piensan esas cosas. De hecho, es en la juventud cuando se asumen muchas ideas locas entorno a este tema como que no existe el cielo y que lo único que tenemos es esta vida.
Un hombre le dijo a otro en el lecho de muerte: “¿y si no hay nada después de la muerte?” Y el otro le respondió: “¿y si hay algo?”.
Cuando se está a punto de morir se piensan muchas cosas y entre ellas está precisamente esa que acabamos de mencionar: ¿existe el cielo o no? Nos podemos hacer esa pregunta para luego reflexionar si iremos ahí o no.
La buena noticia del cristianismo es que verdaderamente existe el cielo y en Cristo todos tenemos acceso a él. Hermanos y hermanas, vivamos esta vida para prepararnos bien para que cuando nos llegue la muerte Jesús nos encuentra preparados.
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 23,33.39-43): Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».