Archivo por meses: julio 2018

El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre

La Iglesia está llena de carismas. El Espíritu Santo suscita muchísimos servicios para la santificación de los hermanos y hermanas. Hay algunos que se dedican a predicar. Su palabra es la palabra de Dios y como si fuera una semilla de un árbol, busca caer en tierra buena para crecer y luego dar fruto. Esta tierra buena es el corazón de aquellos que escuchan y ponen en práctica la palabra de Dios.

El que nos acoge la palabra es como un alguien que elige el camino malo. Alguien que prefiere quedarse en sus egoísmos y pecados.

El Señor nos llama a dar frutos de vida eterna. A dejarnos invadir de su espíritu para así ser hijos de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 13,36-43): En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo

Jesús hablaba en parábolas. Intentaba comunicar de diversas maneras el mensaje de salvación. Con un lenguaje sencillo hablaba de los misterios celestes.

Todavía hoy nos habla con palabras sencillas. Sus gestos son sutiles. Nos habla me los acontecimientos y hechos de cada día. Muchas veces estos actos de Dios en nuestra son muy duros, difíciles de digerir.

La historia se nos hace pesada, a veces insoportable. Pero Jesús nos invita a ver en esos detalles de cada día, el misterio maravillos del amor de Dios que va creciendo poco a poco a quien sabe escuchar y poner en práctica su palabra.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 13,31-35): En aquel tiempo, Jesús propuso todavía otra parábola a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas».

Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo». Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin parábolas, para que se cumpliese el oráculo del profeta: ‘Abriré en parábolas mi boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo’.

El que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende

Todos los días escuchamos la palabra de Dios. Son como semillas diarias que buscan una tierra donde dar frutos. El Señor se manifiesta de muchas maneras. En acontecimientos, a través de ángeles, y situaciones que permite para santificarnos.

Nosotros podemos pedir a Dios que nos de la gracia de ser tierra buena. Una tierra buena donde puedan crecer las semillas de Dios. Tierra buena donde pueden darse los frutos de vida eterna. Tierra buena donde Jesús pueda crecer.

Pidamos al Señor la gracia de escuchar y poner en práctica la palabra. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 13,18-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta».

Dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen

La eleccion de Dios es un misterio. Ser cristiano no es un privilegio. No somos una élite espiritual y moral. Simplemente somos unos pescadores elegidos por Dios para hacer presente en medio del mundo la naturaleza divina.

Ser hijo de Dios es tener los ojos y los oídos verdaderamente abiertos. Es escuchar la palabra de Dios y ponerlo en práctica. Es entender el lenguaje de Dios en su justa dimensión.

La práctica cristiana consiste en poner por obra, todos los días, la palabra de Dios. Con la ayuda de nuestro Señor podemos amar en la dimensión de la Cruz, renunciar a todos nuestros bienes y aceptar la historia que Dios permite cada día. Eso escuchar y ver a Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 13,10-17): En aquel tiempo, acercándose los discípulos dijeron a Jesús: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane’.

»¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir

Jesús nos indica el camino. Nos muestra, con su ejemplo, que debemos buscar el servir. ¿Quién quieres asumir ese rol? La verdad es que NADIE.

En nuestras relaciones sociales siempre queremos ser los que mandan y dominan. En el matrimonio, la familia, el trabajo y demás organizaciones. Vivimos en un país donde todo el mundo quiere ser presidente. Nadie quiere ser el último, todos quieren ser los primeros, los que mandan y gobiernan.

Imitemos a Jesús. Seamos los últimos. Que nuestro proyecto sea ser servidores. ¡Ese es el camino Cristiano!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 20,20-28): En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».

Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

Éstos son mi madre y mis hermanos

Cumplir la palabra de Dios es la clave. Somos tan hipócritas y falsos que a menudo llevamos una doble vida. Es decir, estamos en la Iglesia y en nuestra vida cotidiana hacemos cosas que van en contra de nuestra Fe. ¿Cómo puede alguien ser cristiano y odiar? ¿Acaso puede alguien profesar la Fe cristiana y vivir adorando el dinero?

En diferentes ocasiones, el Señor nos ha mostrado su amor invitándonos a conversión. Nos da la gracia para cumplir su voluntad. Necesitamos apoyarnos en Él para que podamos poner en práctica su palabra.

Jesús te ama y quiere el bien de todos nosotros. El sabe muy bien que si cumplimos sus palabras seres felices. ¡Ánimo! Seamos familia de Cristo al poner en práctica sus mandamientos.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,46-50): En aquel tiempo, mientras Jesús estaba hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte». Pero Él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

Maestro, queremos ver una señal hecha por ti

Vivimos en un mundo donde la ciencia y tecnología nos han acostumbrado a no creer nada que no se pueda ver o tocar físicamente. El método científico ha sido interpretado como la única forma de conocer la realidad del universo, el mundo y de nosotros mismos. Es un “ver para creer” de Tomás llevado a la época actual.

También en la generación de Jesús existía una especie de ambiente similiar. Sus detractores le pedían señales. En parte porque todo Israel estaba en una ambiente de espera. Había una expectativa general de que en cualquier momento llegaría el mesías para liberar a su pueblo. Pero también ese requerimiento de señales era malintencionado. Era una forma de desautorizar al maestro.

¿Cómo se cumple esa palabra en nosotros hoy? Pues somos invitados por Dios a creer en Jesús. Se nos invita a la acogida sincera y profunda de Cristo como nuestro Señor y Maestro. Sabiendo que él nos ha dado gratis la victoria sobre la muerte. Su muerte y resurrección es la gran señal de la cual podemos participar. ¡Ánimo! Dios nos ama y quiere que seamos parte de su victoria sobre las muertes y sufrimientos de cada día.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,38-42): En aquel tiempo, le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti». Mas Él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón».

Misericordia quiero y no sacrificio

El cristianismo no es una ley. Ser Cristiano no es asumir una serie de dogmas, leyes y normas. Eso sería reducir el cristianismo. Reducir la Fe a un acto voluntario de adhesión a un líder o ideología. ¡Nunca hagamos eso!

Ser cristiano es amar. Amar en la dimensión de la Cruz. ¿Estamos dispuestos a dejarnos juzgar, calumniar, robar? ¿Estamos dispuestos a sufrir las injusticias por amor a Cristo? ¿Estás dispuesto a perdonar? El amor es el centro del mensaje evangélico y el amor es Dios. Si dejamos que Él habite nuestros corazones, entonces en su amor podemos hacer lo que humanamente no podemos.

¡Ánimo! Mostremos disponibilidad para que el proyecto de Dios se realice en nosotros.

Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón

¡Descansa! Eso es lo que quiere Dios. Estamos todo ansiosos y fatigados. Un mundo como en el que vivimos nos ofrece trabajo, esfuerzo y tensiones. ¿Qué nos ofrece Jesús? DESCANSO.

Nuestro Dios no se queda indiferente ante nuestras preocupaciones y situaciones. Nos ofrece un camino de paz y amor. ¿Quieres vivirlo? ¡Búscalo! Él quiere que lo encuentres en todo y en todos.Dios nos ama y quiere nuestra felicidad. Esa es la clave del descanso en el Señor.¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,28-30): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Se las has revelado a pequeños

El conocimiento de Dios es una gracia. Esto quiere decir, que el Señor ha elegido a unos pequeños para mostrarles los misterios de su amor.

La gran novedad del cristianismo es que Dios ha querido salvarnos a todos a través de la Cruz Gloriosa de Jesucristo Resucitado de la muerte. La sabiduría de los pequeños consiste en que lo que antes nos hacía sufrir, ahora nos santifica. Los pequeños son aquellos que acogen con sencillez y disponibilidad este misterio de redención.

¡Ánimo! Hoy bendigamos a Dios porque hemos sido escogidos por Él como pequeños y pecadores.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,25-27): En aquel tiempo, Jesús dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».