La realidad de nuestra vida nos indica que en el mundo encontramos de todo. La realidad es que todos somos pecadores y que lo que nos diferencia es que algunos quieren convertirse a Dios y otros no. Estamos en el mundo todos pero no todos quieren acercarse a Dios.
¿Qué es lo bueno de este mundo? Es aquel que quiere vivir según la voluntad de Dios. ¿Qué es lo malo de este mundo? Es aquel que rechaza a Dios con sus obras y no quiere cambiar para mejor su vida.
Somos todos invitados a que en el Reino de Dios seamos como los buenos que quieren vivir según el designio de Dios.
Leer:
Texto del Evangelio (Mt 13,47-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.