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¿Cómo vais a creer en mis palabras?

La clave de nuestra conversión es aceptar plenamente la palabra de Dios y recibir en nuestros corazones su mensaje de salvación. Quizás nos parece obvio pero la realidad es que constantemente rechazamos su voluntad mediante nuestras obras.

¿Por que no quieres perdonar a tu prójimo? ¿Por que le hablas mal a los demás? ¿Por qué no tienes tiempo para Dios bajo la excusa de que tienes mucho trabajo? Si somos honestos con nosotros mismos debemos reconocer que somos unos débiles y que todos los días incumplimos la palabra divina.

La buena noticia es que estamos en un tiempo de cuaresma para convertirnos. Dios nos invita a cambiar, a corregir nuestro andar. A decirle un si absoluto y sin condiciones a nuestro Señor. ¡Ánimo! ¡Podemos hacerlo en la gracia que Él mismo nos da. Adelante.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 5,31-47): En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.

»Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.

»Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha

Escuchemos a los profetas que nos envía el Señor todos los días. No nos hagamos los sordos ante el llamado de Dios. Seamos receptivos y humildes cuando de diversas maneras nos encontramos con personas y situaciones que nos invitan a conversión.

Una persona que nos dice una palabra de aliento. Un hermano que nos corrige y nos invita a cambiar. Un presbitero o catequista que nos acompaña espiritual. Todos son enviados de Dios para ayudarnos en el proyecto de salvación que Él tiene con cada uno de nosotros.

Hoy es un día favorable. Hoy es el día de salvación. Hoy es el momento en el que podemos acoger la palabra de Dios y hacer siempre su voluntad. ¡Ánimo! ¡Adelante!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,13-16): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

El día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti

Los que dicen profesar la Fe cristiana, creen que les tocará, luego de su muerte, comparecer ante un tribunal celeste y vivir un juicio en función de los hechos cometidos en la tierra. En otras palabras, creemos que luego de esta vida habrá un Juicio Universal para todos.

Es por eso que Dios se manifiesta a nosotros de diversas maneras. Él es un Dios de misericordia y quiere que experimentemos su amor y perdón. Los milagros que realiza, la palabra que nos da y sus momentos de encuentro nosotros son un intento de que podamos vivir el cielo aquí en la tierra y así prepararnos para la gloria futura. ¡Ánimo! el temor al juicio es en el fondo una llamada a la conversión. Nunca lo dudes.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,20-24): En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».

Esta generación es una generación malvada

Jesús vino al mundo con un mensaje muy claro. El mismo consistía en el anuncio de que el Reino de Dios ha llegado ya. Esto se manifestaba de manera extraordinaria a través de señales y prodigios. Es por eso que el Señor llamaba malvados a aquellos que a pesar de ver lo evidente no se convertían.

Es importante reflexionar sobre el hecho que Dios no quiere nuestra condenación y muerte. Es decir, ponía los ejemplos de que otros se han convertido con menos signos para llamarnos a conversión.

Hoy somos invitados a contemplar las señales y prodigios de las manifestaciones del amor de Dios a través de tantas cosas. ¡Ánimo! La conversión es reconocer la presencia de Dios en cada una de nuestras vidas.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,29-32): En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente alrededor de Jesús, Él comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás».

Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy

El Señor es todo misericordia. Dice el salmo 118 que “eterna es su misericordia”. Por eso nos resultado extraño que en algunos pasajes de la Biblia se vea a un Jesús disgustado por los pecados de algunos pueblo y que inclusive amenace fuertemente a sus habitantes del peligro de la condenación eterna. ¿Por qué hace eso Jesús?

El Señor quiero lo mejor para nosotros. Por eso ha hecho señales y prodigios en el mundo y en nuestra vida. Nos ha llenado de bendiciones como por ejemplo la familia, los bienes materiales y espirituales; en fin, ha hecho en nosotros maravillas como dice el cántico de la virgen María. Todo este bien tiene un objetivo: darnos vida eterna.

Es decir, Dios, como un padre que ama y quiere lo mejor para sus hijos, nos corrige y nos llama a conversión. La palabra de Dios busca despertarnos del pecado y llevarnos a la vida. Así que ánimo! Déjate corregir por Dios. Cambia de vida y vive! Esa es la voluntad de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,20-24): En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».

¿Pero, con quién compararé a esta generación?

En todas las épocas hay un llamado constante a conversión. Cada generación tiene sus particulares. ¿En qué estamos en estos tiempos?

En el mundo en que vivimos estamos enfrentando un enfriamiento del sentido espiritual de la vida. Todos están enfocados en el consumismo. Parece que el éxito y la felicidad consiste en lo que se tiene y no en lo que se es. Las personas de esta generación parece que no les interesa el mensaje de salvación. Están tan enfocados en el día a día que pierden el sentido de lo celeste, espiritual y trascendental. Frente a este escenario, ¿a qué nos llama el Señor?

Abrir nuestro corazón al mensaje de alegría y salvación. El camino de Dios es el sendero de la felicidad plena y la firma de vivir la vida como debe ser. Hoy en undis oportuno para dar importancia a lo que realmente la tiene. ¡Animo! Vivir alegres que el Señor está cerca.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,13-19): En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado endechas, y no os habéis lamentado’. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: ‘Demonio tiene’. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por sus obras».

¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!

Paz es lo que quiere Dios. Consolación para su pueblo. Su mensaje es de salvación y alegría. Entonces, ¿por qué a veces tenemos guerra?

La guerra, entendido como enfrentamiento bélico entre dos o varios países o bandos, no es un “invento” de Dios. Nosotros, los seres humanos, con nuestros orgullos, egos y ambiciones; queremos los nuestro, lo del otro y mucho más. Nuestras debilidades nos hacen insoportables y “belicosos”.

La guerra también es símbolo de todo conflicto humano. Hay guerra en el matrimonio, en la familia, en el trabajo y hasta entre vecinos. Estamos siempre defendiendo nuestro espacio de la “invasión” de los demás. No queremos que nadie se meta en nuestros asuntos. Somos unos verdaderos individualistas.

En medio de esta descripción de nuestro pecado y debilidad, ¿puede haber alguna buena noticia? Claro! Para eso vino Jesús.

Hoy el Señor nos llama al amor, a la reconciliación y al perdón. Que no haya guerra en nuestras vidas. Que podamos vivir en paz y sobre todo, en La Paz que Dios nos quiere dar. ¡Ánimo! Abre tu corazón a la gracia de Dios que actúa de manera misteriosa en nuestras vidas.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 19,41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».

En el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras

Uno de los principios de la Fe Cristiana es que luego de nuestra muerte seremos sometidos a un Juicio. Nuestras obras serán nuestras evidencias ante Dios. ¿Debemos tener miedo?

En diferentes citas de la Biblia se habla de que el juicio de Dios es “misericordioso”. Las escrituras nos hablan de que el Señor en lento a la cólera y rico en piedad. Esto es cierto porque yo mismo lo he vivido en mi vida. Soy siempre indigno ante Dios.

¿A qué nos llama el Señor? A vivir nuestra vida sabiendo que lo mejor que nos puede pasar es ajustar nuestra vida a la voluntad de Dios. El Señor nos regala muchas oportunidades para nuestra conversión. Él quiere que vivamos y seamos felices. Por eso, a veces, nos llama a conversión fuertemente para que reaccionemos y nos demos cuenta de su amor misericordioso.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 10,13-16): En aquel tiempo, Jesús dijo: «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que, sentados con sayal y ceniza, se habrían convertido. Por eso, en el Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».

El día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti

Es de extrañar que la escritura diga que Jesús se puso a “maldecir” ciudades… ¡¿Cómo?! ¿El Señor maldiciendo? Es para escandalizarse. Por eso es importante leer las escrituras en su justo contexto.

Los exégetas y expertos en la Biblia pueden dar muchas y mejores explicaciones a este fragmento del libro de la vida. Yo solo quiero comentar un aspecto.

Mediante la palabra se quiere recordar e invitar de manera enfática a todos nosotros a la conversión. Se nos invita hoy a mirar los grandes milagros que Dios ha hecho en nuestra vida. Se nos invita q bendecir a Dios y actuar en consecuencia. ¿Cómo es posible que no veamos a Dios en nuestra vida? Hagamos honor con nuestra obras al amor de Dios. Muchos nos han tenido las bendiciones que hemos tenido. ¡Ánimo! El Señor nos llama a conversión recordándonos lo mucho que ha hecho por nosotros.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,20-24): En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».

El que tenga oídos, que oiga

El adviento es un tiempo oportuno para convertirse. Esto quiere decir que es un recordatorio de una realidad de la existencia humana: la muerte. Si algo tenemos seguro es que un día moriremos y nadie sabe el día y la hora que le tocará. 

Es por eso que debemos estar siempre preparados para el día de nuestra partidas al cielo. Este tiempo preparativo a la Navidad nos recuerda que nuestros ojos tienen que estar puestos en las cosas del cielo porque las de la tierra pasan.

Hoy es un día propicio para convertirnos que significa aceptar nuestra historia, amar a todos y todas y poner nuestra confianza solo en Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,11-15): En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».