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El Hijo del hombre enviará a sus ángeles

Lamentablemente, en el mundo hay una tendencia a no creer en las realidades espirituales. El aspecto positivo de los avances científicos y tecnológicos quedan eclipsados con el materialismo que intenta explicar todo sin Dios. Estamos en un proceso de desacralización total de la vida humana.

La verdad, contrario a lo que piensan algunos, es que existe el cielo. Sabemos, por experiencia personal, que existen las realidades superiores y espirituales. Tenemos el conocimiento de que un día estaremos todos frente al tribunal divino para rendir cuenta de nuestras obras.

¡No tengamos miedo! Si sabemos vivir en la palabra de Dios, el juicio de nuestro señor será de misericordia. Su juicio siempre es benévolo y compasivo. Confiemos plenamente en el amor infinito de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 13,36-43): En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

Sentado, vestido y en su sano juicio

Nos parece, para un buen número de cristianos, que la fe es algo heredado de nuestros padres o asumida como impuesta sin ningún razonamiento o reflexión. Pensamos, sin quererlo, que acoger a Jesús en nuestro corazón es un asumir una serie de doctrinas, principios y dogmas. No es así mis queridos hermanas y hermanos.

La fe es un encuentro personal con Jesús. La fe se nos da, mediante la Iglesia, como un don.
Nadie puede decir que tiene fe si no ha hecho una experiencia seria, concreta y profunda del amor del Dios.

En las escrituras sagradas se narran historias de hombres y mujeres que enfermos o endemoniados son liberados de sus afecciones por la fuerza de la palabra de Dios en Jesús. Ellos han experimentado la gracia salvífica. Hoy están libres todo mal por puro amor divino. Y eso es tan grande que están como “obligados” a contarlo en todas partes.

Pidamos a Dios que seamos testigos verdaderos de su amor. Que contemos a los que nos rodean las maravillas de Dios manifestadas en hombres y mujeres débiles como nosotros. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 5,1-20): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante Él y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes». Es que Él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre». Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos». Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.

Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos». Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara -unos dos mil- se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.

Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con Él. Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti». Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.

Sentado, vestido y en su sano juicio

Muchos son los demonios que afectan la vida. Los enemigos del alma humana (la carne, el demonio y los pescados) están siempre al acecho procurando nuestro mal. Las esclavitudes espirituales nos hacen vivir en la tristeza y desamor, ¿quién nos podrá salvar?

El Señor Jesús tiene el poder de liberarnos de cualquier dolencia. Él puede y quiere hacernos hombres y mujeres libres de cualquier esclavitud. ¿Tú lo crees? ¿Tú lo quieres? Pues hoy viene a nuestra vida con el poder salvífico de su amor. ¡Ánimo! ¡Tengamos confianza en Él!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 5,1-20): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante Él y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes». Es que Él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre». Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos». Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.

Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos». Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara -unos dos mil- se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.

Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con Él. Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti». Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.

Llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán

La resurrección es la victoria de Jesús sobre la muerte. Con este hecho que cambió para siempre la historia de la humanidad, se nos abrió el cielo para que podamos tener la esperanza de una vida mejor.

La pascua que se avecina es un tiempo litúrgico que nos hace recordar, celebrar, hacer presente y renovar nuestra Fe en la experiencia Pascual. Quien se encuentra con Dios cambia radicalmente de vida. Es un antes y un después. Es una experiencia de resurrección que se realiza todos los días.

¡Alégrate! Ha llegado la hora de la victoria. Ha llegado la hora de la resurrección.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 5,17-30): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo» Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.

Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace Él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que Él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

»En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado».

El día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti

Los que dicen profesar la Fe cristiana, creen que les tocará, luego de su muerte, comparecer ante un tribunal celeste y vivir un juicio en función de los hechos cometidos en la tierra. En otras palabras, creemos que luego de esta vida habrá un Juicio Universal para todos.

Es por eso que Dios se manifiesta a nosotros de diversas maneras. Él es un Dios de misericordia y quiere que experimentemos su amor y perdón. Los milagros que realiza, la palabra que nos da y sus momentos de encuentro nosotros son un intento de que podamos vivir el cielo aquí en la tierra y así prepararnos para la gloria futura. ¡Ánimo! el temor al juicio es en el fondo una llamada a la conversión. Nunca lo dudes.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,20-24): En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».

Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito

Los seres humanos hemos inventado las herencias y testamentos. En el pasar de los siglos, los abogados se han encargado de repartir los bienes que han dejado las personas a su descendencia y demás instituciones o amigos. Cuando Jesús subió al Padre, resucitado de la muerte, ¿nos dejó una herencia?

El Señor, que nos ama profundamente, nos ha dejado el don más precioso que es la vida dentro de nosotros. Nos dejó la gracia de tener una fuente de agua vivía que nos lleva a la vida eterna y esto se hace mediante el Espíritu Santo de Dios. Esta paráclito, abogado o defensor, nos reparte abundamente las gracias de Dios. ¿Qué quieres? ¿Necesitas la gracia de perdonar y pedir perdón? ¿Quieres tener la sabiduría para entender para qué te está pasando los acontecimientos actuales? ¿Estás triste y necesitas que alguien te demuestre amor? Dios te lo da, mediante Jesucristo, por la gracia del Espíritu Santo. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 16,5-11): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: ‘¿Adónde vas?’. Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré: y cuando Él venga, convencerá al mundo en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado».

En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis

En este tiempo de Cuaresma estamos invitados al amor. El Señor nos invita a ayunar, dar limosna y orar con el corazón y que estas prácticas cuaresmales den un fruto muy concreto: el amor.

Estamos llamados a contemplar el prójimo que tiene hambre, sed, desnudez o que padece alguna precariedad o sufrimiento. En el juicio definitivo seremos juzgados precisamente por las obras de misericordia que hemos hecho.

El amor solo podemos practicarlo en la dimensión de Jesús si nos dejamos ayudar por Él. Solo un hijo de Dios puede amar como Dios ama que hace salir su sol sobre justo e injustos. Seamos hoy ejemplo e imagen viva del amor de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 25,31-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. Serán congregadas delante de Él todas las naciones, y Él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme’. Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’. Y el Rey les dirá: ‘En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis’. 
»Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis’. Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’. Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo’. E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna».

El día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti

Es de extrañar que la escritura diga que Jesús se puso a “maldecir” ciudades… ¡¿Cómo?! ¿El Señor maldiciendo? Es para escandalizarse. Por eso es importante leer las escrituras en su justo contexto.

Los exégetas y expertos en la Biblia pueden dar muchas y mejores explicaciones a este fragmento del libro de la vida. Yo solo quiero comentar un aspecto.

Mediante la palabra se quiere recordar e invitar de manera enfática a todos nosotros a la conversión. Se nos invita hoy a mirar los grandes milagros que Dios ha hecho en nuestra vida. Se nos invita q bendecir a Dios y actuar en consecuencia. ¿Cómo es posible que no veamos a Dios en nuestra vida? Hagamos honor con nuestra obras al amor de Dios. Muchos nos han tenido las bendiciones que hemos tenido. ¡Ánimo! El Señor nos llama a conversión recordándonos lo mucho que ha hecho por nosotros.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,20-24): En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».