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De Egipto llamé a mi hijo

En este tiempo en que celebramos el nacimiento de Jesús es importante reflexionar sobre nuestra vida y acontecimientos que nos han pasado o nos pasan.

Todos podemos contemplar cómo en las escrituras nos relatan hechos que parecerían asombrosos. ¿Cómo es posible que el Rey de reyes y Señor de señores tenga que pasar por tanta precariedad? Desde el mismo momento de su nacimiento a tenido que huir a Egipto y su familia se ha visto sometida a sufrimiento y temor. ¿Qué nos pueden decir estos hechos?

Pues que en medio de los sufrimientos y persecuciones que son parte de la vida siempre nuestro Dios nos liberará y ayudará. 

Tengamos plena confianza en Dios y veremos siempre su victoria manifestada en nosotros. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 2,13-18): Después que los magos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al Niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al Niño para matarle». Él se levantó, tomó de noche al Niño y a su madre, y se retiró a Egipto; y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo». 
Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen».

Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios

Estamos en espera de celebrar la solemnidad del nacimiento de Jesús nuestro Señor. Su encarnación humilde nos llama a despertar la esperanza y la alegría. Estamos en tiempo donde está “prohibido” estar triste. ¡Ánimo!

¿Qué significa celebrar hoy el nacimiento del Enmanuel? Pues que debemos hoy bendecir a Dios por TODO lo que nos ha permitido vivir en esta año. Dios es ciertamente bueno con nosotros.

Zacarías, el papá de Juan el Bautista, en un momento dudó de la misericordia y poder de Dios. Pensó que ser viejo y estéril era un impedimento para hacer la voluntad de Dios. Al momento de su duda quedó mudo como un símbolo de que no alababa a Dios con su actitud. 

La Navidad es tiempo de bendecir. Hablemos bien de Dios para poder ver luego el gran poder de Dios que actúa siempre. ¡Es tiempo de bendecir! Alaba a Dios. Este año ha sido bueno. El que viene será mejor.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 1,57-66): Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos quedaron admirados. Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues, ¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.

Generación de Jesucristo

En tiempos de nuestros padres, hoy no tanto, se le daba mucha importancia a la familia que pertenecía una persona. Cuando una muchacha presentaba a su padre un pretendiente inmediatamente le pregunta por su apellido si era familia de fulano o sutano. Era una forma de verificar si una persona era de buena familia. Eso daba garantía de que probablemente esa individuo sería también como su familia.

En el caso de Jesús los evangelios muestran el linaje de Jesús. En esa lista de generaciones y generaciones se confirma que Dios ha querido hacer nacer a Jesús en una familia verdaderamente apegada a la voluntad de Dios. Su linaje está lleno de personas y figuras bíblicas de renombre por su santidad y obediencia a Dios.

Hoy más que nunca tenemos que construir familias verdaderamente apoyadas en Dios. Procuremos darle a nuestros hijos una familia como la que ha tenido Jesús.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 1,1-17): Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham: Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos, Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram, Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé, Jesé engendró al rey David. 
David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón, Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia. 
Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor, Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob, y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

Los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios

Los publicanos y rameras eran en tiempos de Jesús el símbolo de lo más perverso y despreciable. Un publicano era un funcionario público que robaba a sus hermanos de nacionalidad y traicionaba así  su raza. Ser publicano era sinónimo de ser ladrón, corrupto y traidor. Igual eran las rameras. En una sociedad machista las mujeres de la prostitucion estaban en el escalafón más bajo de la cadena social. Mujeres despreciables por su oficio contrario total a la ley de Dios.

Si esto es así, ¿por qué Jesús los toma como ejemplo siempre? ¿Por qué le Señor dice que ellos estarán en el reino de los cielos?

Es una manera de provocar en nosotros una reflexión profunda. Con estas expresiones el Señor nos dice que no somos mejores que nadie y que la clave para ser hijos suyos es obedecerle y poner en práctica su palabra. Frente a la palabra de Dios todos estamos llamados a conversión. Hoy, ¿estás dispuesto a ser mejor que publicanos y pecadores cumpliendo la ley de Dios?

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 21,28-32): En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él».

¿Qué debemos hacer?

En algunos momentos de nuestra vida nos sentimos desorientados y sin saber por dónde encaminar nuestra vida. Es por eso que está tan de moda la corriente de autoayuda y asistencias espirituales. Hoy más que nunca las personas necesitan guía y ayuda.

Cuando las personas le hacían la pregunta a Juan el Bautista  la respuesta era oportuna y acertada. Él, como buen profeta, indica cómo debemos preparar el corazón para el Señor. 

En definitiva, la mejor forma de hacer buen adviento o esperar la venida del Señor hoy y en los últimos días es hacer el bien. Si amamos a todos y todas y a Dios como a nosotros mismos estamos haciendo lo mejor para vivir bien en este mundo.

¡Ánimo! El Señor ayuda y te invita a la alegría en este tiempo. Bendiciones,

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 3,10-18): En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado». Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada». 
Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga». Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.

El que tenga oídos, que oiga

El adviento es un tiempo oportuno para convertirse. Esto quiere decir que es un recordatorio de una realidad de la existencia humana: la muerte. Si algo tenemos seguro es que un día moriremos y nadie sabe el día y la hora que le tocará. 

Es por eso que debemos estar siempre preparados para el día de nuestra partidas al cielo. Este tiempo preparativo a la Navidad nos recuerda que nuestros ojos tienen que estar puestos en las cosas del cielo porque las de la tierra pasan.

Hoy es un día propicio para convertirnos que significa aceptar nuestra historia, amar a todos y todas y poner nuestra confianza solo en Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,11-15): En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».

Porque mi yugo es suave y mi carga ligera

Hemos dicho muchas veces que el sufrimiento es parte de la vida humana. No es posible vivir en esta tierra sin experimentar en algún momento momentos adversos, difíciles y que provocan dolor o angustia. En esos momentos dudamos de todo. Pensamos que Dios es algún tipo de ser injusto porque debería evitar esas cosas. Pensar así es no entender a Dios y su mensaje de amor.

Dios ha enviado a su único hijo Jesús para precisamente dar alivio y sentido al sufrimiento. Él se ha encarnado en la humildad y pobreza para mostrar que la felicidad no viene de una vida cómoda y burguesa. La vida y la alegría es fruto de la aceptación amorosa del amor de Dios y su voluntad.

Hoy tienes la oportunidad de dejar tu carga y tus sufrimientos en manos de Jesús. Él quiere que descanses en sus manos de amor. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,28-30): En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

El que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios

Una de las principales dificultades que tenemos para ser santos es que no creemos que esto sea posible. Nos parece imposible hacer o dar cumplimiento a todo lo que el evangelio dice que debemos ser como cristianos. ¿Esto es verdad?

Si, mis queridos hermanos y hermanas, es verdad. Es imposible para nuestras fuerzas ser cristianos a la altura de la exigencia evangélica. La buena noticia es que esto jamás será fruto de nuestro esfuerzo.

La clave del anuncio del Ángel a María es que ella, siendo virgen, dará a luz un hijo por el poder de Dios. Es decir, para ella es imposible salir embarazada si “no ha conocido varón” pero para Dios todo es posible.

¡Ánimo! ¿Cuales son tus imposibles? Pues en el poder de Dios pueden ser posibles siempre que hagan nacer en ti al hijo de Dios, te hagan ser santo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 1,26-38): En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 
Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.

El poder del Señor le hacía obrar curaciones

El poder de Dios se ha manifestado de diversas maneras. Son innumerables las señales y prodigios que Dios ha obrado a través de Jesucristo y de sus apóstoles. ¿Cuál sería el más importante de todos ellos? El perdón.

Ciertamente, el milagro físico no tiene un propósito en sí mismo. Solo tendríamos que pensar el porqué Dios cura a unos y a otros no. Son realmente misteriosos los designios de Dios. Una cosa sí es cierta: Dios sana para suscitar la Fe en el curado y en las personas testigos de esa curación.

Hay personas que pueden ver milagros pero nunca creerán porque no tienen el corazón abierto a la acción de Dios.

Hoy Dios nos invita a tener Fe. Estar seguros que el obrará siempre en nuestras vidas dándonos lo mejor. Que se haga siempre su voluntad.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 5,17-26): Un día que Jesús estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de Él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados». 
Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?». Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te quedan perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dijo al paralítico- ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles».

Siento compasión de la gente

Estamos en la primera semana del tiempo litúrgico denominado Adviento. En la Iglesia Católica se divide el año en tiempos para acentuar o subrayar un aspecto dela Fe cristiana que dbee estar presente en nuestra vida todos los días. En la primera parte del Adviento se llama muchos a despertar y estar atentos. ¿Por qué? Porque viene el Señor. 

Ciertamente Jesús ya vino hace dos mil años y volverá al final de los tiempos. Pero lo más importante es que viene HOY a tu vida, ¿para qué? Para darnos la posibilidad de ver el amor de Dios, quitarnos la sordera espiritual y hacernos caminar firmes por el camino del bien y la felicidad.

¡Ánimo! Hoy es un buen día para estar contentos. La promesa de Jesús es de salvación y sanación. El viene HOY para bendecirte.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 15,29-37): En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel. 
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.