Archivo de la etiqueta: venida

Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste

Miles de personas en el mundo creen que Jesús llegará en esta generación. Podemos encontrar letreros, libros y mensaje por internet que insisten en que ya, ahora si, volverá Jesús y nos llevará definitivamente con Él. ¿Será verdad?

Ciertamente, las escrituras hablan del retorno de Jesús en su segunda venida. Existe en los pasajes del Nuevo Testamento un sentimiento escatológico, de espera, de expectación de que volverá nuestro Señor. Nos lo ha prometido. Pero, ¿puede saber alguien cuando o donde? No, nadie sabe ni el día ni la hora.

Entonces, ¿que debemos hacer? Estar siempre preparados. Velar y orar constantemente. Saber que Dios se nos aparece todos los días y que de manera definitiva lo hará el día de nuestra muerte. Esa es la actitud escatológica del cristiano. Estar siempre preparados para la venida de Jesús a nuestros corazones. ¡Ánimo!

Leer:

Lc 17,26-37): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.

»Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».

Llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida

Nuestra Fe no debe construirse en arena. ¿Que significa eso? Nunca poner nuestra confianza en la cosas vanas. No hacer ídolos de las cosas de este mundo.

El Señor siempre nos ha invitado a poner nuestros anhelos y aspiraciones en las cosas celestes. Nada en este mundo puede representar una seguridad. Ni siquiera algún proyecto eclesial o aspirar a construir algún tipo de proyecto personal aprovechando la religión.

Todos los dias el Señor nos permite tener una mirada celeste. Esperar la segunda venida de Jesús, sabiendo que nadie sabe el día y la hora. Es por eso que debemos estar siempre preparados. Libres de ataduras y siempre dispuesto a partir con Él al cielo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,5-11): En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!

El Señor viene con poder y gloria, en su segunda venida, para llevarnos a todos al cielo y darnos la gracia de vivir eternamente junto a Él.

También el Señor viene en una venida intermedia. Es decir, que todos los días se hace presente, de mil maneras, para mostrarnos su amor. Hoy Dios te amará a través de un hermano que te corrija, de una promoción en el trabajo, de alguna enfermedad vivida en la Fe o mediante la contemplación de la hermosa naturaleza. En fin, son muchas las formas en que nuestro Señor se manifiesta. Todas ellas nos dan La Paz.

Si, hoy Jesús nos quiere dar La Paz. Nos invita a pacificar nuestra alma y tener la seguridad que Él nos ama tenis cuidará siempre.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 19,41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».

Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará

La mejor manera de preparar al segunda venida de Cristo es despreciar los bienes de este mundo. Es mejor “perder la vida” que guardarla. ¿Qué significa esto?

Un amigo una vez me dijo que nosotros los cristianos despreciamos las riquezas. Es decir, que no somos personas que aspiran a tener éxito y fama. Me hacía esa referencia como quien señala un error. Decía: “ustedes hacen un elogio desmedido a la pobreza y la miseria”.

Es bueno aclarar que en ningún momento quiere Dios que seamos miserables. ¡Todo lo contrario! Lo que si dice el Señor es que no podemos tener una relación idolátrica con las cosas de este mundo. Nos dice que es importante que vivamos aspirando a las cosas celeste y espirituales, no a las materiales, porque haciéndolo así recibiremos todo lo demás por añadidura.

¡Ánimo! Preparemos nuestro corazón para acoger a Cristo teniendo total desapego a las cosas de este mundo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 17,26-37): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.

»Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».

Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación

Desde siempre, los seres humanos han tenido especial interés por el futuro. Es por eso que las técnicas de predicción del futuro como también supuestos dones sobrenaturales de lectura del porvenir, ha causado tanta atención en los hombres y mujeres de todos los tiempos.

En las escrituras sagradas también hay profecías y advertencias sobre el futuro. Se habla que al final de los tiempos, cuando Jesús vuelva en gloria, se manifestarán signos y prodigios en la tierra y en el universo. ¿Tenemos que tener miedo en relación al anuncio de todas esas catástrofes futuras?

En el fondo de todo anuncio profético está un llamado a conversión.  También una invitación a prepararnos a la venida a nuestra vida del Señor. Es una invitación a estar contentos porque se acerca la liberación de todas nuestras esclavitudes y sufrimientos. 

¡Ánimo! No tengamos miedo. El futuro siempre será mejor. Dios nos ama y quiere que seamos libres y felices. Abramos nuestro corazón al Señor.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,20-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.
»¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».

Estad alerta, no os dejéis engañar

Estamos camino al adviento. Las lecturas diarias que propone la iglesia van animando el espíritu. ¿Qué nos dice Jesús en este tiempo?

Lo primero es que debemos estar en vela y atentos. Ciertamente hay señales que acompañan a la venida inminente del Señor. Pero este último acontecimiento de los tiempos está aún por venir. Nadie sabe el día ni la hora.

Es por eso, que nuestra preocupación es esperar al Señor HOY. Es en el tiempo presente  donde viene nuestro salvador y mesías. Es en el día de hoy en el que Él espera ser recibido en los corazones de aquellos que estén preparados. 

Las cosas externas no tienen valor en relación a que lo mejor es la maravilla que Dios nos quiere regalar hoy y siempre. Su misericordia, su amor y perdón siempre con nosotros. Dios que nos ama infinitamente.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,5-11): En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida». 
Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre

Muchos profetas de todos los tiempos han anunciado la venida inminente del Señor Jesús. Es verdad que dicho acontecimiento sucederá, según dicen las escrituras. Lo interesante es que en todas las generaciones de los últimos dos mil años han pensado que es en su tiempo cuando está promesa hecha por el mismo Señor se cumplirá. ¿Cuando vendrá, por fin, el hijo del hombre?

Muchos exégetas y hombres de Dios han visto que una cosa es esperar esa venida definitiva de Jesús en los últimos tiempos y otra cosa es la llamada venida intermedia. Esto significa que el Señor viene todos los días a nuestro encuentro. Que podemos reconocerle presente en nuestra vida en todos los detalles: naturaleza, acontecimientos, personas y sobre todo en su Iglesia.

Hoy somos invitados a estar atentos a estas presencias del Señor. El nos ama y nos quiere mucho. Se manifiesta día a día en tu vida. Nos quiere cerca. Se los aparece todos los días. Solo debemos estar atentos a su presencia amorosa.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». 
Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 
»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

Siento compasión de la gente

Estamos en la primera semana del tiempo litúrgico denominado Adviento. En la Iglesia Católica se divide el año en tiempos para acentuar o subrayar un aspecto dela Fe cristiana que dbee estar presente en nuestra vida todos los días. En la primera parte del Adviento se llama muchos a despertar y estar atentos. ¿Por qué? Porque viene el Señor. 

Ciertamente Jesús ya vino hace dos mil años y volverá al final de los tiempos. Pero lo más importante es que viene HOY a tu vida, ¿para qué? Para darnos la posibilidad de ver el amor de Dios, quitarnos la sordera espiritual y hacernos caminar firmes por el camino del bien y la felicidad.

¡Ánimo! Hoy es un buen día para estar contentos. La promesa de Jesús es de salvación y sanación. El viene HOY para bendecirte.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 15,29-37): En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel. 
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.

Vedlo aquí o allá

Ya estamos preparando el adviento. ¿Cuándo viene el hijo de Hombre? ¿Cuándo vendrá definitivamente el Señor?

La Iglesia nos enseña que hay dos venidas de Jesús. La que realizó hace dos mil años y la que hará en los días del fin del mundo. Pero existe otra, según algunos padres de la Iglesia: la de hoy.

Ciertamente el Señor viene hoy a tu vida, ¿lo crees? Nuestro Dios envía todos los días al Señor en la mayoría de los casos de una forma misteriosa. Es decir, en la palabra de un hermano, amigo o compañero de trabajo, o en alguna corrección que alguien los hace, o en algún acontecimiento que nos quiere decir algo. La clave: estar atentos al paso del Señor.

Nuestro Dios es uno que se manifiesta todos los días en los detalles de la historia personal. Descubrirlo es una gracia y un don. Tengamos los ojos abiertos y los oídos atentos a la acción de nuestro amado Dios Padre.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 17,20-25): En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros». 
Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán

Todo pasa. Vanidad de vanidades, todo es vanidad. La juventud, riqueza y salud son realidades perecederas. Terminan en esta vida. Todos un día vamos a morir, ¿cómo piensas vivir tu vida? El cristianismo da la respuesta.

La gran realidad de la vida es que un día moriremos. Aceptar esa gran verdad y vivir en consecuencia es lo mas inteligente y sabio que podemos hacer. ¿Si hoy tienes un accidente? ¿Si te dan un diagnóstico de salud desfavorable? ¿Si alguien atenta contra tu vida? Son cosas posibles. ¿Que vas hacer con tus temas pendientes?

Uno de los grandes errores es vivir como si nunca fuéramos a morir. Por eso mantenemos rencores y odios, hacemos riquezas sin control ético o ponemos en primer lugar disfrutar sin limitaciones el día a día. Esto es un gran ERROR.

Hacer de nuestra vida un largo tiempo preparativo para el encuentro con el Señor es lo mas SABIO que podemos hacer. Cumplimos con dos objetivos: vivir en plenitud de felicidad y tener el corazón puesto en la patria definitiva.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,29-33): En aquel tiempo, Jesús puso a sus discípulos esta comparación: «Mirad la higuera y todos los árboles. Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».