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Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso

Las sagradas escrituras relatan una conversación sostenida entre Jesús y unos ladrones en el momento de la crucifixión. Como resultado de dicho diálogo, el Señor le dice a uno de ellos: “hoy estarás conmigo en el Paraíso”. ¿Como puede Jesús decir semejante cosa a un condenado por actos criminales?

Muchos de los que hemos recibido una iniciación cristiana a temprana edad conocimos del infierno y del cielo. Los cristianos creemos que las cosas no terminan con la muerte física. Nuestra Fe nos dice que después de morir vamos al cielo o al infierno. La pregunta sería: ¿qué debemos hacer para ir al cielo?

Precisamente el relato del Señor con los malhechores da respuesta a esta interrogante existencial. En esta vida toca arrepentirse de los males cometidos. Hemos pecado y mucho. Es por eso que la actitud del ladron arrepentido es una invitación para que todos hagamos lo mismo.

¿Quieres ir al cielo? Confiesa y arrepiente de tus pecados y confía en el amor de Dios. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 23,33.39-43): Cuando los soldados llegaron al lugar llamado Calvario, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre

Muchos profetas de todos los tiempos han anunciado la venida inminente del Señor Jesús. Es verdad que dicho acontecimiento sucederá, según dicen las escrituras. Lo interesante es que en todas las generaciones de los últimos dos mil años han pensado que es en su tiempo cuando está promesa hecha por el mismo Señor se cumplirá. ¿Cuando vendrá, por fin, el hijo del hombre?

Muchos exégetas y hombres de Dios han visto que una cosa es esperar esa venida definitiva de Jesús en los últimos tiempos y otra cosa es la llamada venida intermedia. Esto significa que el Señor viene todos los días a nuestro encuentro. Que podemos reconocerle presente en nuestra vida en todos los detalles: naturaleza, acontecimientos, personas y sobre todo en su Iglesia.

Hoy somos invitados a estar atentos a estas presencias del Señor. El nos ama y nos quiere mucho. Se manifiesta día a día en tu vida. Nos quiere cerca. Se los aparece todos los días. Solo debemos estar atentos a su presencia amorosa.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». 
Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 
»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

Vendrá el Hijo del hombre

Dios no es un ser lejano. En la escrituras santas siempre se muestra al Señor cercano a todos y todas y sobre todo a aquellos que necesitan ayuda, salvación y amor. Los que han sido iniciados en el cristianismo saben que es fundamental encontrar o experimentar a Dios todos los días de nuestra vida.

Un cristiano es aquel que tiene el oído abierto, que quiere decir que sabe dialogar con Dios en la historia de su propia vida. Encontrar a Dios en los sucesos sencillos y cotidianos es un aspecto fundamental de la Fe.

¡Atento! Hoy viene el Señor a tu vida. Lo verás en la forma más inesperada. En una palabra de alguien, en algo que te pase o en alguna situación que no esperabas. 

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre». 
Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 
»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».