Un comportamiento clásico entre los seres humanos es que siempre estamos pendientes de lo malo y no de lo bueno. Tenemos una inclinación “natural” a mirar el vaso medio vacío en vez de medio lleno. Esta es la peor actitud que un hombre o mujer puede tener.
Jesús desarrolló su actividad en su pueblo. Su anuncio del Reino de los Cielos estaba dirigido fundamentalmente a los “hijos de Israel”. Resulta que su pueblo, en una inmensa mayoría, lo rechazó. De esta realidad se habla mucho en las escrituras.
Todo lo que se dice en la escritura se cumple hoy en nuestras vidas. Podemos tener y hemos tenido en diversos momentos de nuestra vida la misma actitud de los judíos de aquel tiempo. Podemos, queriendo o no, rechazar las enseñanzas de nuestro Señor con nuestras obras.
Si no perdonas, amas y sirves a tu prójimo estamos “matando” a Jesús nuevamente. Este prójimo es cercano… Esposa, hermano, madre, compañero de estudio o de trabajo… Incluye a tus enemigos también. ¡Ánimo! Hoy puede ser un nuevo día. Hoy puedes aceptar el mensaje de Jesús como Él espera que lo hagas.
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 13,31-35): En aquel tiempo, algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: «Sal y vete de aquí, porque Herodes quiere matarte». Y Él les dijo: «Id a decir a ese zorro: ‘Yo expulso demonios y llevo a cabo curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy consumado. Pero conviene que hoy y mañana y pasado siga adelante, porque no cabe que un profeta perezca fuera de Jerusalén’.
»¡Jerusalén, Jerusalén!, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina su nidada bajo las alas, y no habéis querido! Pues bien, se os va a dejar vuestra casa. Os digo que no me volveréis a ver hasta que llegue el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».