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Yo os daré una elocuencia y una sabiduría

El Espíritu Santo asiste a todos los que se enfrentan con adversarios que quiere apartar a las personas del amor de Dios. Es el defensor por excelencia que defiende el proyecto de salvación con cada uno de nosotros.

La clave es apoyarse el el Señor. ¡No tengamos miedo! ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,12-19): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

Lo justo es hacer la voluntad de Dios. Lo justo es tener una vida de extrema coherencia con la palabra del Señor. Todo lo demás es hipocresía y falsedad.

El amor en la dimensión de la Cruz es el centro de la buena noticia crisiana. Damos la vida por los demás y como concecuencia nos centramos en cumplir la ley de la misericordia.

¡Ánimo! Aprovechemos este tiempo en la tierra para hacer lo justo para que luego podamos disfrutar de la vida eterna. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

Ponte enseguida a buenas con tu adversario

Todos tenemos en algún momento algún tipo de adversario. Hay algunos que son enemigos permanentes y otro son coyunturales. En definitiva, siempre tenemos alguien que nos molesta, exige, reclama o difama. ¿Cuál es la actitud cristiana ante esta realidad?

El Señor nos invita a amar a nuestros enemigos. Nos llama a no responder mal con mal. En definitiva, el cristianismo es la manifestación del amor de Dios y el amor al prójimo incluyendo a nuestros enemigos. Ese es el mensaje central del sermón pronunciado por Jesús en la montaña.

Si quieres ser verdaderamente hijo de Dios, es necesario que ames a tus enemigos, ¿tu lo haces? Tranquilo, el Señor te lo da en su momento por medio de su gracia santificante: el Espíritu Santo.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 5,20-26): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego. 
»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 

Hoy es un buen día para reconocer que tenemos una tendencia a ser justicieros. Cuando alguien se equivoca y nos enteramos le hacemos un juicio inmediato. No aceptamos las equivocaciones de los demás. Hay personas que no son capaces de perdonar a los que se equivocan. ¿A qué nos llama el Señor?

Lo que es justo según Dios no lo es según la mentalidad de nuestro tiempo. Para nuestro Dios la justicia es la misericordia. Lo justo es darle a todos y todas el amor y perdón que hemos recibido de parte de Dios. Por tanto, ¿por qué persiste en tu enojo? ¿Por qué tienes tantos días sin hablarle a esa persona? ¿Por qué tienes tanto tiempo con ese rechazo, odio o rencor en tu corazón?

Esta vida es un tiempo oportuno para ponernos “a buenas con nuestro adversario”. ¡Ánimo! El Señor te envía hoy, si… hoy… a perdonar y pedir perdón. Él te da la gracia y la fuerza para hacerlo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino

La justicia divina es diferente a la de los hombres y mujeres. Las personas vivimos según la ley del talón: “ojo por ojo y diente por diente”. En nuestra sociedad el que la hace la paga. ¿Cómo es la justicia divina? Se basa en el amor, misericordia y perdón.

Los cristianos somos invitados a vivir según la justicia divina. Es verdad que muchas veces somos víctimas de injusticias pero alguna vez te has preguntado cómo quiere Dios que las vivas o enfrentes. La respuesta la tiene la escritura: con amor y misericordia.

La palabra nos invita hoy a vivir la vida basados en una nueva forma de amor. Amar en la dimensión de la cruz, amando a todos hasta a nuestros enemigos. Ese es el camino de la vida que Jesús nos invita recorrer.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 5,20-26): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos. 
»Habéis oído que se dijo a los antepasados: ‘No matarás; y aquel que mate será reo ante el tribunal’. Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano “imbécil”, será reo ante el Sanedrín; y el que le llame “renegado”, será reo de la gehenna de fuego.
»Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

Estamos viviendo un mundo loco. Lo que hoy es bueno hace 20 años era malo, y lo malo de hoy era bueno hace 30 años. Un cambio radical en los valores humanos, familiares y sociales. Una sociedad diferente a la que vivieron nuestros abuelos.

La frase “explorar nuestro tiempo” adquiere hoy una renovada importancia. Dios nos invita a descubrir y vivir lo que es “justo”. ¿En qué consiste esta justicia?

La ley natural determina que el que comete alguna “injusticia” debe ir a la cárcel, pagar una multa o cumplir alguna sanción. Hoy vemos “fenómenos muy extraños”. Resulta que los culpables son inocentes y los inocentes son condenados, sancionados o maltratados. Todo esto debido a que la “justicia” humana siempre es limitada.

Vivir en estos “tiempos” como Jesús quiere es amar a nuestros enemigos. Vivir la vida en comunión con los demás. Resulta que la justicia de Dios es amar a todos, buenos y malos, incluyendo a nuestros adversarios.

Queridos hermanas y hermanos. Estamos llamados a hacer presente en la tierra los valores cristianos y por encima de todo, la naturaleza misma de Dios. Estemos siempre dispuestos a que esta misión se realice en nosotros.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».