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¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!

¡Ánimo! Felices seremos si podemos ver con claridad las acciones de Dios en nuestras vidas. Si, gracias al Espíritu Santo, podemos entender el misterio de salvación que el Señor obra día a día en nuestros corazones.

Hoy es un buen día para fijarse en los detalles divinos. Un buen momento para superar cualquier obstáculo que podamos encontrar. Con la ayuda de Dios todo es posible. Si nos apoyamos en Él encontraremos paz a nuestra alma.

Este tiempo es tiempo de alegría y espera. Es un tiempo litúrgico de escatología y mirada al cielo. Momento en el que somos invitados a poner nuestros ojos en las cosas de arriba no en las de la tierra. Tiempo de conversión y amor. Vivamos el adviento en paz y tranquilidad con una fe firme y sabiendo que Dios todo lo ha hecho muy bien.

Leer:

Lc 10,21-24): En aquel momento, Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar». Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él

Este tiempo que vivimos aquí en la tierra sirve para hacer la voluntad de Dios. Nuestra existencia terrenal nos brinda la oportunidad de fortalecer nuestro espíritu y hacernos más cercanos de Dios. La razón de nuestra vida es amar a Dios. ¿Por qué nos cuesta trabajo lograrlo?

La verdad es que somos unos hipócritas. Nos creemos mejores que los demás. Pensamos que la vida nos viene de hacer lo que nos da la gana. Nos apoyamos en falsos supuestos de felicidad y nos enfocamos en ganar dinero, fama y afectos interesados. Nada de eso dura para siempre.

Hoy también tendremos una nueva oportunidad. Dios nos regala la posibilidad de cambiar de vida. De acercarnos humildes y sinceros al trono de la misericordia y hacernos uno con Él. ¡Ánimo! ¡Dios nos ama!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

Dios muestra su presencia de diversas maneras. Muchas veces en las cosas más sencillas está la presencia divina. En el saludo de un amigo, en la corrección de un padre o en la enfermedad de un ser querido. En los momentos de alegría y tristeza, también se encuentra nuestro Señor. ¿Quién puede descubrir éstas presencias?

Aquel que tiene rectitud de intención y quiere, verdaderamente, conocer a Dios, seguro podrá descubrirle siempre presente en su vida. La gracia divina se revela en el corazón de alguien que tiene la suficiente apertura como para acogerle en su corazón.

¡Dios nos ama! Aprende a descubrir este amor en tu vida.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

Maestro, queremos ver una señal hecha por ti

Vivimos en un mundo donde la ciencia y tecnología nos han acostumbrado a no creer nada que no se pueda ver o tocar físicamente. El método científico ha sido interpretado como la única forma de conocer la realidad del universo, el mundo y de nosotros mismos. Es un “ver para creer” de Tomás llevado a la época actual.

También en la generación de Jesús existía una especie de ambiente similiar. Sus detractores le pedían señales. En parte porque todo Israel estaba en una ambiente de espera. Había una expectativa general de que en cualquier momento llegaría el mesías para liberar a su pueblo. Pero también ese requerimiento de señales era malintencionado. Era una forma de desautorizar al maestro.

¿Cómo se cumple esa palabra en nosotros hoy? Pues somos invitados por Dios a creer en Jesús. Se nos invita a la acogida sincera y profunda de Cristo como nuestro Señor y Maestro. Sabiendo que él nos ha dado gratis la victoria sobre la muerte. Su muerte y resurrección es la gran señal de la cual podemos participar. ¡Ánimo! Dios nos ama y quiere que seamos parte de su victoria sobre las muertes y sufrimientos de cada día.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,38-42): En aquel tiempo, le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti». Mas Él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón».

¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? 

Hoy es un buen día para reconocer que tenemos una tendencia a ser justicieros. Cuando alguien se equivoca y nos enteramos le hacemos un juicio inmediato. No aceptamos las equivocaciones de los demás. Hay personas que no son capaces de perdonar a los que se equivocan. ¿A qué nos llama el Señor?

Lo que es justo según Dios no lo es según la mentalidad de nuestro tiempo. Para nuestro Dios la justicia es la misericordia. Lo justo es darle a todos y todas el amor y perdón que hemos recibido de parte de Dios. Por tanto, ¿por qué persiste en tu enojo? ¿Por qué tienes tantos días sin hablarle a esa persona? ¿Por qué tienes tanto tiempo con ese rechazo, odio o rencor en tu corazón?

Esta vida es un tiempo oportuno para ponernos “a buenas con nuestro adversario”. ¡Ánimo! El Señor te envía hoy, si… hoy… a perdonar y pedir perdón. Él te da la gracia y la fuerza para hacerlo.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?

Estamos viviendo un mundo loco. Lo que hoy es bueno hace 20 años era malo, y lo malo de hoy era bueno hace 30 años. Un cambio radical en los valores humanos, familiares y sociales. Una sociedad diferente a la que vivieron nuestros abuelos.

La frase “explorar nuestro tiempo” adquiere hoy una renovada importancia. Dios nos invita a descubrir y vivir lo que es “justo”. ¿En qué consiste esta justicia?

La ley natural determina que el que comete alguna “injusticia” debe ir a la cárcel, pagar una multa o cumplir alguna sanción. Hoy vemos “fenómenos muy extraños”. Resulta que los culpables son inocentes y los inocentes son condenados, sancionados o maltratados. Todo esto debido a que la “justicia” humana siempre es limitada.

Vivir en estos “tiempos” como Jesús quiere es amar a nuestros enemigos. Vivir la vida en comunión con los demás. Resulta que la justicia de Dios es amar a todos, buenos y malos, incluyendo a nuestros adversarios.

Queridos hermanas y hermanos. Estamos llamados a hacer presente en la tierra los valores cristianos y por encima de todo, la naturaleza misma de Dios. Estemos siempre dispuestos a que esta misión se realice en nosotros.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».