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Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres

¿Qué da sentido a nuestra vida? La misión a la que nos llama el Señor. Él quiere que seamos pescadores de hombres. Desea que los cristianos podamos evangelizar con nuestras buenas obras.

Lo más importante de nuestra vida no son los pequeños proyectos que armamos cada día. Lo más importante es hacer la voluntad de Dios ahí donde Él nos ponga.

Seamos fieles a la llamada de Dios. Digamos siempre que si a su invitación de trabajar en su reino. Seamos partícipes de la gloria divina mediante una evangelización viva que haga presente el misterio pascual: la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucrito.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, Le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, Le siguieron.

Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación

¡Ánimo! Ya se acerca nuestra liberación. En las escrituras se nos invita a nunca desfallecer. Nuestro Señor nos anima porque sabe que en este mundo experimentamos sufrimientos pero que los mismos son instrumentos de santificación.

La escatología cristiana nos invita a mirar al cielo. Nos hace levantar la cabeza, sacudirnos las tristezas y caminar firmes en la fe. Nada ni nadie puede vencer a un cristiano que se apoya en Dios.

Caminemos hacia nuestra patria definitiva. Seamos hombres y mujeres que no pierden la fe. Que todo acontecimiento nos sirva para nuestra propia santificación. ¡Ánimo!

Leer:

Lc 21,20-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.

»¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».

Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas

Estamos en una época donde los valores cristianos ya no son determinantes. Hace cien años los seres humanos, sobre todo en occidente, vivían de acuerdo a unos patrones de conducta basados en la biblia y lo que la Iglesia enseñaba. Ya eso desapareció. Vivimos en un relativismo moral y ético.

Por todas partes se pregona una falsa libertad basada en que cada quien tiene derecho a elegir su preferencia sexual, modo de vida y conducta en sociedad. Ahora ser “cool” es no meterse con nadie para que nadie se meta conmigo. En un mundo así, ¿qué misión tenemos los cristianos? La de ser mártires.

Los mártires son testigos valerosos de la fe. Son aquellos que dan la vida por los demás. Mueren amando incluso a sus enemigos. Hoy más que nunca se necesita ver ese tipo de amor en la dimensión de la Cruz. ¿Estás dispuesto? Que Dios nos ayude. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,12-19): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».

Estad alerta, no os dejéis engañar

Solo hay un camino y es Jesús. Muchos falsos profetas quieren hablar en nombre de Dios. Predican doctrinas inventadas para engañar a los incautos. Todo eso pasará. Solo la verdad del Señor, ¿y cuál es la verdad?

La verdad es que todos seremos juzgados en el amor. La realidad es que el Señor nos muestra su misericordia cada día y al final de los tiempos. En el momento del juicio final, que nadie sabe cuándo sucederá, seremos juzgados en función de las obras de misericordia que hemos practicado.

Bendigamos a Dios en todo momento. La vida nos viene de esperar en el Señor, de saber que nunca nos dejará solos. Un cristiano nunca se desanima. Tiene siempre la esperanza de que un día verá a Dios cara a cara. Amén.

Leer:

Lc 21,5-11: En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

Ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir

A Dios se le da todo. Él es dueño de todo lo que existe incluyendo nuestras vidas. Nuestro Señor es un padre que provee y nunca nos dejará solos, ¿te lo crees?

El problema es que tenemos poca fe. Nos apoyamos constantemente en nuestras fuerzas sin darnos cuenta que Dios es el que lo permite todo. Él es fuente y origen de todo lo que existe y acontece.

Seamos generosos en los bienes. En definitiva, no son nuestras las cosas materiales. Son de Dios y nosotros unos simples administradores. ¡Ánimo!

Leer:

(Lc 21,1-4): En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».

¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!

Todos los días estamos invitados a escuchar la voz de Dios. La palabra nos invita a convertirnos de corazón. Necesitamos ser humildes y dejarnos transformar por el amor de nuestro Señor.

Dios envía profetas que nos anuncian su palabra. Son personas que aparecen en nuestra vida y nos presentan las maravillas que el Señor quiere hacer en nuestra vida.

No seamos soberbios y orgullosos. Reconozcamos humildemente que Él nos ama y que permanecer en Él es con mucho lo mejor.

Leer:

Lc 19,41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».

Os digo que a todo el que tiene, se le dará

Ha todo el que tiene se le dará. Ha todo el que quiere tener un encuentro personal y profundo con Jesús lo tendrá. Si tienes rectitud de intención y haces siempre la voluntad de Dios, recibirás las gracias suficientes para transformar tu vida.

El Señor nos manda a multiplicar las gracias y dones que nos da. Su don más importante es el amor manifestado en Jesucristo nuestro Señor. Necesitamos experimentar su gracia santificante para luego manifestarla al mundo entero.

¡Ánimo! Cristo nos ama ciertamente. Ha dado su vida por nosotros. No despreciemos nunca su amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 19,11-28): En aquel tiempo, Jesús estaba cerca de Jerusalén y añadió una parábola, pues los que le acompañaban creían que el Reino de Dios aparecería de un momento a otro. Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse. Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: ‘Negociad hasta que vuelva’. Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: ‘No queremos que ése reine sobre nosotros’.

»Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: ‘Señor, tu mina ha producido diez minas’. Le respondió: ‘¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades’. Vino el segundo y dijo: ‘Tu mina, Señor, ha producido cinco minas’. Dijo a éste: ‘Ponte tú también al mando de cinco ciudades’. Vino el otro y dijo: ‘Señor, aquí tienes tu mina, que he tenido guardada en un lienzo; pues tenía miedo de ti, que eres un hombre severo; que tomas lo que no pusiste, y cosechas lo que no sembraste’. Dícele: ‘Por tu propia boca te juzgo, siervo malo; sabías que yo soy un hombre severo, que tomo lo que no puse y cosecho lo que no sembré; pues, ¿por qué no colocaste mi dinero en el banco? Y así, al volver yo, lo habría cobrado con los intereses’.

»Y dijo a los presentes: ‘Quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas’. Dijéronle: ‘Señor, tiene ya diez minas’. ‘Os digo que a todo el que tiene, se le dará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Y aquellos enemigos míos, los que no quisieron que yo reinara sobre ellos, traedlos aquí y matadlos delante de mí’».

Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén.

El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdidoLa

Jesucristo ha venido a salvar lo que estaba perdido. No es un líder de un grupo de gente buena y selecta. Es el hijo de Dios, enviado por su Padre, a salvar a toda la humanidad mediante su muerte y resurrección.

Nuestro Señor era cercano de publicamos, prostitutas y pecadores. Les amaba profundamente. Su amor transforma el corazón de todos aquellos que le conocen. Dios se ha mostrado en Jesús de una forma admirable. Él es el rostro amoroso de Dios Padre misericordioso.

Renovemos hoy la experiencia del amor de Dios. Nunca dudemos que nuestro Señor es cercano y perdona todas nuestras culpas. Renunciemos a las obras del hombre viejo y dejemos que Jesucristo transforme nuestras vidas. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 19,1-10): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.

Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».

Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste

Miles de personas en el mundo creen que Jesús llegará en esta generación. Podemos encontrar letreros, libros y mensaje por internet que insisten en que ya, ahora si, volverá Jesús y nos llevará definitivamente con Él. ¿Será verdad?

Ciertamente, las escrituras hablan del retorno de Jesús en su segunda venida. Existe en los pasajes del Nuevo Testamento un sentimiento escatológico, de espera, de expectación de que volverá nuestro Señor. Nos lo ha prometido. Pero, ¿puede saber alguien cuando o donde? No, nadie sabe ni el día ni la hora.

Entonces, ¿que debemos hacer? Estar siempre preparados. Velar y orar constantemente. Saber que Dios se nos aparece todos los días y que de manera definitiva lo hará el día de nuestra muerte. Esa es la actitud escatológica del cristiano. Estar siempre preparados para la venida de Jesús a nuestros corazones. ¡Ánimo!

Leer:

Lc 17,26-37): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.

»Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».

Vedlo aquí o allá

Nuestro Señor se hace presente todos los días de nuestra vida. Ciertamente vendrá al final de los tiempos pero viene también a nuestra existencia mediante personas, acontecimientos y situaciones.

Hoy es el día del Señor. Hoy dirá aquí estoy. Nos hablará con los hechos que permite. Nos invitará a la humildad. Nos sentir su amor. Nos cuidará del peligro. Proveerá para nosotros.

Jesús ha prometido que retornará glorioso. También ha dicho que estará con nosotros todos los días. No dudes nunca de su presencia salvadora. ¡Él nos ama! ¡Ánimo!

Leer:

Lc 17,20-25): En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros».

Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».