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Cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación

¡Ánimo! Ya se acerca nuestra liberación. En las escrituras se nos invita a nunca desfallecer. Nuestro Señor nos anima porque sabe que en este mundo experimentamos sufrimientos pero que los mismos son instrumentos de santificación.

La escatología cristiana nos invita a mirar al cielo. Nos hace levantar la cabeza, sacudirnos las tristezas y caminar firmes en la fe. Nada ni nadie puede vencer a un cristiano que se apoya en Dios.

Caminemos hacia nuestra patria definitiva. Seamos hombres y mujeres que no pierden la fe. Que todo acontecimiento nos sirva para nuestra propia santificación. ¡Ánimo!

Leer:

Lc 21,20-28): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.

»¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y cólera contra este pueblo; y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación».

Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará

Lo más sabio es vivir como si ya fuéramos seres celestes. Todo lo que vemos y tocamos es finito. Todo pasa. Nada es eterno. Solo Dios basta.

La raíz de muchos pecados y males está en el apego desordenado de las cosas de este mundo. El Señor nos invita a ordenar según su palabra esta relación. Somos invitados a tener nuestro corazón en el cielo.

Trataremos hoy y siempre de escuchar a Dios y quererle por encima de todas las cosas. Solo así seremos felices.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 17,26-37): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.

»Aquel día, el que esté en el terrado y tenga sus enseres en casa, no baje a recogerlos; y de igual modo, el que esté en el campo, no se vuelva atrás. Acordaos de la mujer de Lot. Quien intente guardar su vida, la perderá; y quien la pierda, la conservará. Yo os lo digo: aquella noche estarán dos en un mismo lecho: uno será tomado y el otro dejado; habrá dos mujeres moliendo juntas: una será tomada y la otra dejada». Y le dijeron: «¿Dónde, Señor?». Él les respondió: «Donde esté el cuerpo, allí también se reunirán los buitres».

Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor

En cualquier momento se puede manifestar en el Señor. En un acontecimiento sencillo, en un momento de alegría o tristeza, en una palabra alentadora que alguien te da, en fin, de muchas maneras se manifiesta nuestro Dios.

No sabes ni el día ni la hora en que Dios nos pedirá frutos. Puede ser que en un momento donde deberíamos ser humildes, hacemos prevalecer nuestro orgullo. Quizás en otro momento donde debemos ser desprendidos con el dinero, nos peleamos con quien sea con tal de retenerlo. En fin, Dios nos visita de muchas maneras y aparece “como ladrón en la noche” sin que sepamos el día ni la hora.

¡Ánimo! Esperamos que el Señor nos de la gracia de velar y orar constantemente.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 24,42-51): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre. ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda’, y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación

La palabra de Dios hace referencia constante a la segunda venida de Cristo. Es común ver en vallas, paredes, letreros y material publicitario diverso muchas advertencias relativas a la inminente venida del Señor. A este mensaje se le acompaña siempre con un llamado a conversión. ¿Debes tener y hacer caso a estas “amenazas” divinas?

Lo cierto es que Dios, a través de Jesús, viene todos los días a nuestra vida. Es por eso que somos invitados a tener una actitud escatológica, es decir, estar pendiente a la manifestación cotidiana del amor de Dios en nuestra vida. Es precisamente esa postura cristiana la que nos prepara para la muerte o la “inminente” venida del Señor.

Hoy es un día ideal para aceptar los padecimientos diarios. Son muchos los que nos calumnian y levantan falsos testimonios de nosotros. También en esos momentos de sufrimiento, viene el Señor con potencia a salvarnos y darnos la vida.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 17,20-25): En aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús cuándo llegaría el Reino de Dios. Él les respondió: «El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: ‘Vedlo aquí o allá’, porque el Reino de Dios ya está entre vosotros».

Dijo a sus discípulos: «Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: ‘Vedlo aquí, vedlo allá’. No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».

En el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre

Muchos libros se han escrito sobre el cristianismo y en qué consiste ser cristiano. Teólogos, místicos, estudiosos de las religiones y diversas personalidades han intentado definir lo que caracteriza en una persona que dice profesar su fe en Cristo.

Una de las actitudes fundamentales de la vida de un cristiano es la de estar siempre en vela. ¿Qué quiere decir esto? Es siempre esperar, en cualquier momento y lugar, la manifestación o visita del Señor.

Realmente la gran visita, diríamos así, que el Señor nos realiza es la del día de nuestra muerte física. Más sin embargo, todos los días podemos experimentar su presencia en diversos acontecimientos que suceden en nuestra vida o a nuestro alrededor. Dios se hace presente todos los días, ¿tenemos el corazón preparado para estos momentos de cercanía y amor?

La oración, en todas sus formas, nos ayuda a mantenernos en actitud vigilante, porque ciertamente, no sabemos el día y la hora en que el amor de nuestra vida nos visitará y hará “morada entre nosotros”.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».

Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.

»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».