Los apóstoles fueron elegidos por Jesús tomando en cuenta criterios espirituales. Eran hombres comunes, como tú y como yo. Estaban en sus afanes del mundo. Trabajaban, descansaban, comían, vestían y hacían todo como personas normales de su tiempo. ¿Qué de especial tiene su llamada? Que Dios es el que elige y da la gracia para seguirle.
Andrés, Santiago, Juan, Pedro y los demás que siguieron a Jesús lo dejaron todo. Sus oficios, sus proyectos personales, sus ambiciones terrenales y acogieron una misión celeste, espiritual y que mira a las realidades eternas.
Sigamos el ejemplo de estos discípulos del Señor. Que nuestro proyecto sea hacer la voluntad de Dios. Que nuestra aspiración sea estar siempre preparados para cuando venga a nuestra vida nuestro salvador y Mesías.
Leer:
Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.