Archivo de la etiqueta: viuda

De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos

La mayor de nuestras ofrendas al Señor es todo nuestro ser. El Señor ha dicho que para seguirle debemos renunciar a nuestra vida y tomar nuestra cruz. Seguirle implica un compromiso de la vida entera.

La viuda es imagen de aquel que frente a Dios no se reserva nada. El amor al Señor es tan grande que todos los días en la mañana dice “aquí estoy mi Dios para hacer tu voluntad”. Recorre el camino de la felicidad que implica ajustar totalmente su vida a Jesús.

Seamos felices. Entreguemos todo a Dios. Él nos devolverá el ciento por uno y la visa eterna. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,1-4): En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».

De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos

El mundo nos invita a acumular. Desde que somos pequeños estamos recibiendo mensajes constantes de que una persona sin dinero, sin bienes o fama es un fracaso. El éxito se mide por la cantidad de dinero que se ha acumulado.

En el cristianismo se nos invita a tener una relación ordenada con el dinero. Es decir, que podamos experimentar que los bienes son simples instrumentos. Disfrutar la vida sabiendo que nuestro destino final es el cielo.

Ahora que se acerca el adviento es bueno entrar en esta reflexión. Meditemos nuestra vida como algo finito. Preparemos en esta tierra nuestra estancia definitiva en el cielo. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,1-4): En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».

Ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir

Hay pasajes del evangelio que suscitan admiración y duda. Uno de ellos es el escenario donde una viuda muy pobre hecha en la ofrenda todo lo que tenía para vivir. ¿Qué nos quiere decir el Señor con esa parábola fascinante?

La vida cristiana supone una entrega total. Los cristianos estamos llamados a cumplir el evangelio de forma radical. Las condiciones para seguir a Jesús implica ser humano en su totalidad. Es por eso que el evangelio dice: “Amar a Dios con todo el corazón, el alma y fuerzas”. ¿Cómo podemos cumplir semejante desafío?

Los Padres de la Iglesia y demás hombres y mujeres santos de todos los tiempos han concluido que no podemos en nuestra fuerza. Pero, hemos recibido de Dios la ayuda mediante nuestro Jesús. De nosotros solo se pide disponibilidad total. ¡Ánimo! Seamos como la viuda, entreguemos a Dios todo nuestro corazón, alma y cuerpo. Que nuestro Dios disponga como quiera de ellos.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,1-4): En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».

Ha echado de lo que necesitaba

La palabra compromiso no suena cristiana. En las escrituras es más normal escuchar palabras como “gracia”, “don” y “fruto del espíritu”. Se insiste mucho en la espiritualidad cristiana que todo lo que tenemos viene como un regalo de Dios, tanto los bienes espirituales como los materiales.

Sin embargo, la gracia cristiana implica una respuesta. La misma virgen María tuvo que decir su “Si” de manera voluntaria y totalmente libre. Hacer la voluntad de Dios y aceptar su gracia implica una apertura sincera y activa al Señor.

Hubo una mujer en la escritura. Ella lo dio todo en ofrenda al Señor, aún lo que necesitaba para vivir. Ella nos enseña de la radicalidad cristiana que pide de nosotros un “compromiso” total. Un “Si” absoluto como el que dijo la Virgen María. ¿Estás dispuesto a que se realice en ti esta misma experiencia? ¡Ánimo! Dios también te ayuda a decir el Sí. 

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,1-4): En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».

Joven, a ti te digo: levántate

En los momentos de tristeza y angustia nos sentimos muy solos. Cuando nos llega algún sufrimiento pensamos que es lo más grande del mundo. La duda nos llega a la mente: ¿dónde está nuestro Dios?

En las escrituras hay una mujer viuda que tiene que enterrar a su único hijo. Imagínense, esta mujer no tiene nada, lo ha perdido todo.

El Señor no se queda indiferente. Ve su sufrimiento y lo hace suyo. Detiene la marcha fúnebre y le hace el milagro. Le devuelve la vida a un muerto.

¿Cuál es tu muerte de hoy? ¿Cuál es tu sufrimiento, angustia o desolación? No temas, no desesperes. Confía en el Señor. Él quiere detenerse en tu vida y resucitarte. Él te dará la vida eterna.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 7,11-17): En aquel tiempo, Jesús se fue a una ciudad llamada Naím, e iban con Él sus discípulos y una gran muchedumbre. Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda, a la que acompañaba mucha gente de la ciudad. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella, y le dijo: «No llores». Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y Él dijo: «Joven, a ti te digo: levántate». El muerto se incorporó y se puso a hablar, y Él se lo dio a su madre. El temor se apoderó de todos, y glorificaban a Dios, diciendo: «Un gran profeta se ha levantado entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo». Y lo que se decía de Él, se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina.

Ha echado de lo que necesitaba

Es famosa la frase de la Madre Teresa de Calcuta diciendo: “debemos dar hasta que nos duela”. De una forma sencilla, actual y ejemplificadora nos despierta la conciencia sobre un aspecto fundamentalmente cristiano que es la solidaridad y nuestra relación con el dinero.

En el evangelio hay unos ricos que dan en “cantidad” más de lo que da una viuda. Esta viuda sólo da unas monedas. Ella da más en “calidad”. ¿Por qué? Porque para Dios lo más importante es que puedas darle TODO.

Este “TODO” evangélico es muy importante. Significa que estamos muy “agarrados” de las cosas materiales y esto nos impide poner nuestro corazón en las cosas espirituales.

Dios nos invita al desprendimiento y a darle TODO lo que “supuestamente” necesitamos para vivir. Sólo una cosa es importante para VIVIR, y esto es ¡DIOS! Hagamos hoy, por favor, realidad este evangelio.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,1-4): En aquel tiempo, alzando la mirada, Jesús vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir».