Archivo de la etiqueta: dinero

Entonces, ¿quién se podrá salvar?

Estamos apegados a los bienes de este mundo. Si somos humildes, debemos reconocer que en muchas ocasiones buscamos dinero, fama y poder porque todo el mundo nos dice que solo así podemos ser verdaderamente felices, ¿que nos dice nuestro Señor al respecto?

Nuestro Jesús nos invita a tener un desapego radical de todos los bienes. La libertad plena se alcanza cuando podemos disfrutar de las cosas y no instrumentalizarlas o hacernos ídolos de ellas. Muchos ricos, famosos y poderosos terminaron muy mal sus vidas, hasta con suicidios, porque pensaron que estos falsos ídolos podrían proveerles de verdadera felicidad y al final se dieron cuenta que no.

¡Seamos libres! Pongamos nuestro corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Vivamos para el Señor de señores. Solo así alcanzaremos la vida eterna. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 19,23-30): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos. Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos». Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces, ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible».

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?». Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

El amor al dinero es el origen de todos los males. El apego desordenado a los bienes materiales ha sido causa de divisiones familiares, asesinatos, traiciones y guerras. Lo peor que le puede pasar a una persona es tener un corazón apegado al falso dios dinero. ¿Quién nos podrá librar de semejante peligro?

El Señor nos invita a ser libres. Nos quiere liberar de las esclavitudes espirituales. Ha venido al mundo a romper las cadenas de la muerte. Por eso es importante que hagamos una renuncia seria y radical a toda forma de idolatría. Es fundamental que hagamos experiencias de desprendimiento dando de nuestros bienes a los pobres y poniendo a Dios siempre en primer lugar.

No dejemos que el dinero domine nuestra existencia. Sin nada venimos al mundo, sin nada nos marchamos. ¡No te desames! ¡Ánimo! Es mejor vivir libre que en inquietud constante. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 14,25-33): En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.

»Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar”. ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón

Si vas a una librería te darás cuenta de la gran cantidad de libros relacionados con la riqueza y el dinero. Es típico encontrarse con los ya repetitivos títulos “como hacerte rico en 21 días” o “como ganar tu primer millón. Las redes sociales, Internet y los medios de comunicación tradicional están constantemente anunciando cursos, talleres, conferencias y charlas con “gurús” que prometen darte las claves de la famosa libertad financiera y así poder ser plenamente feliz. ¿Qué dice el Señor al respecto?

Jesús tiene la costumbre de desalinear a las personas. Con su sabiduría divina desmonta los falsos conceptos de felicidad que hemos ido creando en el tiempo. La verdad es que la felicidad no está en la abundancia de los bienes ni en el éxito material. Si fuera así, no se suicidarian los ricos ni tendría que tomar drogas para aliviar sus penas. Entonces, ¿cuál es la clave de la felicidad?

Poner nuestro corazón en los bienes celestes. Tener un corazón libre qu permita disfrutar lo que tenemos sin perder la frescura de vivir sin limites o esclavitudes. El dinero no es malo. El problema radica en la obsesión en la que vivimos por conseguirlo y acumularlo. Esta es la raíz de todos los males como la corrupción, los pleitos familiares y los demás odios y resentimientos.

¡Ánimo! El Señor viene con poder para bendecirte e invitarte a vivir la vida como él lo hizo. Disfrutando de los vienes que Dios nos da sin convertirlos en ídolos.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,19-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. 

»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».

Esta misma noche te reclamarán el alma

Uno de los errores que todos hemos cometido es vivir como si la muertr no existiera. Pasamos la vida sin pensar o hacer conciencia que un día moriremos. Buscamos darnos placer en todo pero a ninguno se nos ocurre vivir plenamente preparando una muerte buena.

El cristianismo siempre ha dado respuesta a esta problemática. Las personas se pelean, asesinan, traicionan y son capaces de diez mil diabluras con tal de conseguir dinero y fama. Piensan que nunca morirán. En el momento que llega la hora se dan cuenta que han sido necios.

Dios nos llama a atesorar riquezas en el cielo que significa que nuestro proyecto de felicidad no puede sustentarse sobre la base del amor desordenado del dinero. Nuestra felicidad radica en un vida llena de amor y bendición con nosotros mismo y con nuestro prójimo.

Vivamos poniendo nuestros bienes al servicio de lo demás. Disfrutemos lo que Dios nos da cada día. Seamos felices de la forma correcta que es la manera en que Dios quiere que vivamos.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,13-21): En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes».
Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».

No os amontonéis tesoros en la tierra

En nuestra época actual existe una amplia literatura, conferencias, cursos y seminario sobre cómo hacerse millonario en el menor tiempo posible y con el mínimo esfuerzo.

Parece que todo el mundo ha definido que la única forma de ser feliz es tener dinero y fama. Nos empeñamos en tener aquí en la tierra el cielo material.

Jesús nos plantea una forma de felicidad plena. Nos dice que la única forma de alcanzar la felicidad verdadera es no “amontonar” en este mundo. Todo en este mundo tiene su fin. Por eso es absurdo poner tu ser en las cosas perecederas. 

Poner nuestro corazón en las cosas del cielo es la verdadera forma de ser feliz aquí en la tierra. De esta forma podemos disfrutar todo lo que Dios nos da aquí y luego vivir en plenitud en el cielo.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,19-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. 
»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».

El señor alabó al administrador injusto

Las escrituras tienen muchas veces sentencias extrañas y escandalosas. Decir que Jesús alabó a un administrador injusto suena raro e inexplicable. ¿Qué significan esas palabras misteriosas?

Lo primero es saber porque se le llama “administrador injusto”. En la antigüedad, los administradores sumaban a lo que correspondía a sus jefes, su parte de ganancia. En otras palabras lo que da el administrador es su dinero… que siempre es injusto.

El centro del mensaje está en que TODOS debemos hacernos “amigos con el dinero injusto”. El dinero siempre es injusto, corrompe y divide. Los cristianos estamos llamados a “vender nuestros bienes y dárselo a los pobres”.

Hermanos y hermanas. Aquí no tenemos nada que buscar. En este mundo todo pasa. Las personas están llenas de murmuración, difamación y chisme. Lo único importante y real es Dios. Hacer lo justo según el Señor.

No “malbaratemos” la hacienda de Dios. Hagamos lo que tenemos que hacer como cristianos. Odiemos todo lo que nos impide amar a Dios con todo el corazón, el alma y todas sus fuerzas. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 16,1-8): En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malbaratar su hacienda; le llamó y le dijo: ‘¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando’. Se dijo a sí mismo el administrador: ‘¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas’.

»Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ‘¿Cuánto debes a mi señor?’. Respondió: ‘Cien medidas de aceite’. Él le dijo: ‘Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta’. Después dijo a otro: ‘Tú, ¿cuánto debes?’. Contestó: ‘Cien cargas de trigo’. Dícele: ‘Toma tu recibo y escribe ochenta’.

»El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz».

Mirad y guardaos de toda codicia

Acumular, acumular y acumular. Los seres humanos vivimos para tener. Nos esforzamos por acumular un gran patrimonio. Hay miles de libros y conferencista que hablan de la “fórmula mágica” para hacerse millonario. Símbolo del éxito es hacerse rico en esta vida.

Por defender nuestros “teneres” somos capaces hasta de matar. Un hombre denuncia a su hermano y se atreve a meterle en la cárcel para que le pague lo que le debe. Poderoso caballero es don dinero. ¿Qué dice el Señor respecto a eso?

Que todo PASA. No hay forma de asegurarnos la felicidad y la vida mendicante el dinero. Se tiene mucho y se necesita más. Hay algo mucho más importante.

Ser cristiano es un estilo de vida que hace que nos apoyemos sólo en el Señor. Vivimos como cualquier persona pero sin las preocupaciones propias del hombre común. Ponemos todo nuestro corazón en Dios sabiendo que Él provee. Muchos de nosotros y cristianos de todos los tiempos han renunciado a sus bienes y son muy felices. ¿Cómo puede ser esto? Porque la vida les viene de amar a Dios y bendecir por todo lo que tienen y les pasa.

¿Quieres ser feliz? Vive la vida como Cristo, teniendo siempre la seguridad de que Dios nos ama y nos da todo en el momento oportuno.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,13-21): En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes».

Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».