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Tengo que pasar por un bautismo

¿Quieres seguir a Jesús? De verdad, ¿estás dispuesto a obedecer a Dios haciendo siempre su voluntad? Pues el Señor te revela en qué consiste ese seguimiento: bautismo de fuego.

Los cristianos hemos sido elegidos para dar la vida por los demás. Para mostrar la naturaleza misma de Dios, que ama al enemigo, al pecador. Esa es la clave y el centro de todo seguimiento a nuestro Señor Jesús.

¿Vas a amar al enemigo hoy? Tranquilo, no podemos en nuestras fuerzas. Él nos ayudará con su gracia. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?

A ti, que estás leyendo este escrito, te pregunto: ¿alguna vez te has molestado con alguien o has sido violento? Me imagino, si respiras y comes, que tu respuesta será si. La verdad es que todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado algún nivel ira o violencia.

Normalmente esto sucede cuando algo o alguien no es como quisiéramos que fuera. Nos molestamos con todo lo que va en contra de nuestros esquemas. Nos resistimos a asumir la vida como es.

Es por eso que Jesús nos invita a ser siervos, humildes o pequeños. La misión del cristiano es ir a morir en el monte de Jerusalén, es decir, dar la vida por los demás. ¡Ánimo! Quien ama acepta todo y ama a todos.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,51-56): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.

He venido a prender fuego en el mundo

Algunos dichos de Jesús pueden sonar extraños en los oídos de aquellos que no han sido iniciados en el lenguaje bíblico. A veces nos pueden parecer palabras duras y severas. Lo que nunca podemos poner en duda es que siempre la intención de Jesús es que tengamos vida en abundancia.

¿Como puede alegrarnos el anuncio de que traerá guerra a la tierra? Es que debemos entender la intención de estas palabras. Nuestro Señor solo nos muestra las consecuencias de asumir una vida cristiana.

Con este mundo un cristiano no puede tener comunión. No podemos hacer comunión con valores antibilicios. No podemos tener la misma mentalidad mundana. Es por eso, en ese sentido, que se dice que al vivir como cristianos verdaderos se cree una natural división entre los que piensan distinto o viven su vida como si Dios no existiera.

¡No tengamos miedo! En medio del “horno de fuego” del mundo, Dios nos cuida y salva.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

Volviéndose, les reprendió

El Reino de los Cielos no se construye sobre la base de la violencia y odio. Imaginen el gran poder de Jesús que podía controlar los vientos y sanar todas las dolencias. Tenía toda la fuerza para liberarse de cualquier peligro y castigar como quisiera a cualquier persona. Lo maravilloso es que nuestro Señor no uso ese poder para hacer daño.

Esto es un ejemplo para todos nosotros. Santiago y Juan querían matar a sus enemigos. Jesús quería salvarles mediante el amor y el perdón. Nos enseña que la violencia nunca es una opción para los cristianos. Mostraremos el rostro de Dios en la tierra en la medida que mostremos su amor a todos y todas. ¡Ánimo! Dios nos da esto como una gracia.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,51-56): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.

Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego

Necesitamos ser “bautizados” hoy y siempre. El mismo Jesús, según el evangelio, da ejemplo al dejarse bautizar por Juan. ¿Qué significa bautizarse hoy?.

Lo primero es decir que el bautismo es uno y se vive una vez. Es el sacramento que permite ser verdaderos hijos de Dios al dejar en las aguas nuestro hombre viejo.

Lo que necesitamos realmente es revivir todos los días nuestro bautismo. Hacerlo presente todos los días significa convertirnos y manifestar el amor de Dios en todos los aspectos de nuestra vida.

Hoy tenemos un fuerte llamado a hacer realidad nuestro bautismo en nuestra relación con Dios y con nuestro prójimo. Seamos felices! Seamos cristianos.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 3,15-16.21-22): En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».
Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».

He venido a prender fuego en el mundo

Algunas frases del evangelio nos escandalizan y pueden causar extrañeza. A veces nos presenta un Jesús duro e implacable. No nos gusta leer que Jesús tiró al suelo mesas o que corrijo con fuerza a fariseos, escríbas e inclusive a sus discípulos.

Jesús es amor y misericordia y sabe que nosotros muchas veces necesitamos que se nos hable con firmeza. Dejémonos de engaños. Ser cristiano es una opción radical. Estamos o no estamos en los caminos de Dios. No existen vías intermedias para vivir el evangelio. 

Nunca Dios nos llamará al desamor. Es decir, no es que nos invite a abandonar a nuestros o dejar de querer a nuestros hermanos. Lo que los quiere decir es que el afecto a las cosas y personas jamás debe superar al compromiso y amor con Dios. En algún momento, sin quererlo, muchas personas pueden ser impedimento en el camino de hacer la voluntad de Dios. El Señor siempre nos pone en alerta respecto a esta posibilidad frecuente.

¡Ánimo! Renovemos hoy nuestra Fe y hagamos un compromiso de lucha espiritual y amor divino.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

He venido a prender fuego en el mundo

En algunas ocasiones nos sorprenden las palabras de Jesús. Muchas veces nos parecen duras. Nos estamos acostumbrados a un Dios severo y castigador.

Seguir a Jesús implica asumir una posición muchas veces radical. Esto supone enfrentar comportamientos y actitudes contrarias al evangelio. Estas realidades se presentan en nuestros círculos familiares y de amistad.

Dios quiere que nos amemos y que estemos en comunión con los demás. Lo que no podemos es vivir “unidos” a lo que va en contra del espíritu cristiano. Cuando el evangelio hace referencia a “fuego” y “división” no está queriendo dividir familias y amigos. Lo que quiere es que asumamos siempre una posición cristiana frente a los demás.

Por ejemplo, muchas veces nos inclinamos a ser simpáticos en temas como homosexualidad, divorcio o aborto. Muchas posiciones cristianas nos “dividen” de los demás. Es inevitable.

Vivamos el mensaje evangélico con toda la plenitud que nos pide Jesús. Esto es lo más importante. Es la clave de nuestra felicidad.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».