A ti, que estás leyendo este escrito, te pregunto: ¿alguna vez te has molestado con alguien o has sido violento? Me imagino, si respiras y comes, que tu respuesta será si. La verdad es que todos en algún momento de nuestra vida hemos experimentado algún nivel ira o violencia.
Normalmente esto sucede cuando algo o alguien no es como quisiéramos que fuera. Nos molestamos con todo lo que va en contra de nuestros esquemas. Nos resistimos a asumir la vida como es.
Es por eso que Jesús nos invita a ser siervos, humildes o pequeños. La misión del cristiano es ir a morir en el monte de Jerusalén, es decir, dar la vida por los demás. ¡Ánimo! Quien ama acepta todo y ama a todos.
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 9,51-56): Sucedió que como se iban cumpliendo los días de su asunción, Él se afirmó en su voluntad de ir a Jerusalén, y envió mensajeros delante de sí, que fueron y entraron en un pueblo de samaritanos para prepararle posada; pero no le recibieron porque tenía intención de ir a Jerusalén. Al verlo sus discípulos Santiago y Juan, dijeron: «Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?». Pero volviéndose, les reprendió; y se fueron a otro pueblo.