Está de moda decir que debemos tener un plan de vida. Las personas, todos los años, se trazan metas y objetivos profesionales y personales. Nos pasamos la vida definiendo proyectos personales. ¿Algunas vez pensamos en el proyecto de Dios?
El Señor nos ha dado una misión: “acompañar a Jesús en el anuncio del reino de los Cielos por todos los pueblos”. La realidad es que el mundo necesita de nuestro servicio y el mejor de ellos es hacer presente mediante nuestra vida el misterio de salvación de Dios. Somos hombres y mujeres curados, salvados, resucitados por el Señor. Eso debemos anunciarlo a todo pulmón.
Seamos parte del proyecto de salvación. Pongamos a disposición de Dios nuestro tiempo y bienes para que pueda propagarse en todos los lugares el mensaje divino de salvación universal. ¡Ánimo!
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 8,1-3): En aquel tiempo, Jesús iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.