La gloria de Dios está en la obra de salvación que realiza cada día en medio de nosotros. Cuando vino a la tierra las personas se maravillaban al ver que los ciegos veían, que los sordos escuchaban y que los leprosos quedaban limpios. Eran manifestaciones visibles de la realización plena del proyecto de salvación divino.
También hoy se manifesta en el poder salvador y sanador de Dios. Podemos verlo en el perdón que nos otorga, en la reconciliación con nuestros enemigos, en la manifestación gloriosa de su poder perdonando a todos los pecadores.
El adviento pone de manifiesto que nuestro mesías se hace presente. ¿Tienes alguna situación que te parece imposible? Déjale eso a Dios. Él nos ama ciertamente y quiere salvarnos.¡Ánimo!
Leer:
Texto del Evangelio (Mt 15,29-37): En aquel tiempo, pasando de allí, Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y Él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino». Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?». Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos». El mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.