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¡CRISTO HA RESUCITADO!

Somos testigos. La tumba está vacía. Cristo, nuestro Señor, HA RESUCITADO! Es el grito de la Iglesia hoy y también es nuestra experiencia.

La buena noticia es que la muerte ha sido vencida. Lo que los cristianos celebramos no es solamente un hecho del pasado. Hoy también podemos ser como aquellas mujeres que fueron testigos oculares del gran acontecimiento. La muerte no pudo retener a la vida y de esa victoria de Jesús participamos hoy.

Estemos alegres. Participemos con alegría de esa victoria que nos regala Jesús. No más lutos ni llantos ni pesares. ¡Resucitó!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 28,8-15): En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». 
Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.

No temáis

La crucifixión y muerte de Jesús había sido un trauma para los discípulos. Estaban todos muertos de miedo. A pesar de esta situación de confusión y temor, las mujeres fueron al sepulcro muy temprano del primer día de la semana, demostrando así lo mucho que le querían y se encuentran con la más grande sorpresa de la historia: ¡Jesús está vivo! ¡Ha resucitado!

Es importante contemplar hoy que el Señor Jesús convierte sus temores en paz. Al resucitar comunica un espíritu de paz y calma a los testigos de su resurrección. Hoy nos quiere hacer experimentar lo mismo.

¿A qué temes hoy? ¿Tienes alguna duda hoy todavía de que Jesús no pueda ayudarte en tus problemas concretos? ¡Ánimo! ¡No temáis! El Señor lo hará. Ten Fe. ¡No dudes más!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 28,8-15): En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». 
Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.

¡Cristo ha resucitado!

¡Cristo ha resucitado! Es el grito que hoy toda la Iglesia anuncia al mundo entero. Hemos celebrado que nuestro Señor Jesús entró en la muerte de cruz y no se quedó vencido, antes bien, de la muerte ha salido victorioso y ha resucitado de entre los muertos. Este es el centro de la Fe cristiana. ¿Por qué?

En este Misterio Pascual de nuestra Resurrección se hace concreto lo que Jesús anunció en su vida mortal: el amor de Dios. Nuestro Padre Celestial ama tanto al ser humano, si creatura, que jamás nos dejará en la “muerte” de nuestros pecados y sufrimientos. Ha enviado a Jesús para mostrarnos el camino de la vida y nos muestra cual es. Este camino consiste en amar a nuestro prójimo incluyendo nuestros enemigos.

Era necesario que Dios en Jesús mostrarse su naturaleza. Dios nos quiere dar vida eterna en Jesús. Hacernos verdaderos resucitados. Que todos los días experimentamos que Jesús vence nuestra muerte con su muerte y con su resurrección nos introduce en una vida nueva, en la vida inmortal.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 28,8-15): En aquel tiempo, las mujeres partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os guarde!». Y ellas se acercaron a Él, y abrazándole sus pies, le adoraron. Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». 


Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado. Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una buena suma de dinero a los soldados, advirtiéndoles: «Decid: ‘Sus discípulos vinieron de noche y le robaron mientras nosotros dormíamos’. Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le convenceremos y os evitaremos complicaciones». Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.