El que tenga oídos, que oiga

El adviento es un tiempo oportuno para convertirse. Esto quiere decir que es un recordatorio de una realidad de la existencia humana: la muerte. Si algo tenemos seguro es que un día moriremos y nadie sabe el día y la hora que le tocará. 

Es por eso que debemos estar siempre preparados para el día de nuestra partidas al cielo. Este tiempo preparativo a la Navidad nos recuerda que nuestros ojos tienen que estar puestos en las cosas del cielo porque las de la tierra pasan.

Hoy es un día propicio para convertirnos que significa aceptar nuestra historia, amar a todos y todas y poner nuestra confianza solo en Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,11-15): En aquel tiempo, dijo Jesús a las turbas: «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron. Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir. El que tenga oídos, que oiga».

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