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Pueblo que estaba sentado en tinieblas, vio una gran luz

Nosotros hemos sido como un pueblo que está dominado por alguna potencia extrajera. Hemos experimentado la oscuridad interior que produce el pecado. Hemos conocido la muerte óntica del ser. ¿Quién nos ha salvado de semejante desventura? Jesús, nuestro mesías y salvador.

La experiencia cristiana es la de un encuentro personal con un Dios cercano que manifestado su amor nos saca de las tinieblas del pecado y la muerte. ¿Cómo era tu matrimonio, familia, relaciones afectivas, con el dinero y el trabajo? ¿Acaso no te sentías esclavo y sin sentido de la vida?

Este nuevo tiempo que inicia debería hacerse partiendo de dicha experiencia de salvación. Vivir el presente sabiendo que si Dios ha estado presente en nuestra vida nunca nos dejada solos. ¡Ánimo! ¡Jesús vence todas las dificultades!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 4,12-17.23-25): En aquel tiempo, cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, se retiró a Galilea. Y dejando la ciudad de Nazaret, fue a morar en Cafarnaúm, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Neftalí. Para que se cumpliese lo que dijo Isaías el profeta: «Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino de la mar, de la otra parte del Jordán, Galilea de los gentiles. Pueblo que estaba sentado en tinieblas, vio una gran luz, y a los que moraban en tierra de sombra de muerte les nació una luz».

Desde entonces comenzó Jesús a predicar y a decir: «Haced penitencia, porque el Reino de los cielos está cerca». Y andaba Jesús rodeando toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos y predicando el Evangelio del Reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia del pueblo. Y corrió su fama por toda Siria, y le trajeron todos los que tenían algún mal, poseídos de varios achaques y dolores, y los endemoniados, y los lunáticos y los paralíticos, y los sanó. Y le fueron siguiendo muchas gentes de Galilea y de Decápolis y de Jerusalén y de Judea, y de la otra ribera del Jordán.

Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy

El Señor es todo misericordia. Dice el salmo 118 que “eterna es su misericordia”. Por eso nos resultado extraño que en algunos pasajes de la Biblia se vea a un Jesús disgustado por los pecados de algunos pueblo y que inclusive amenace fuertemente a sus habitantes del peligro de la condenación eterna. ¿Por qué hace eso Jesús?

El Señor quiero lo mejor para nosotros. Por eso ha hecho señales y prodigios en el mundo y en nuestra vida. Nos ha llenado de bendiciones como por ejemplo la familia, los bienes materiales y espirituales; en fin, ha hecho en nosotros maravillas como dice el cántico de la virgen María. Todo este bien tiene un objetivo: darnos vida eterna.

Es decir, Dios, como un padre que ama y quiere lo mejor para sus hijos, nos corrige y nos llama a conversión. La palabra de Dios busca despertarnos del pecado y llevarnos a la vida. Así que ánimo! Déjate corregir por Dios. Cambia de vida y vive! Esa es la voluntad de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 11,20-24): En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».