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Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos

El mundo ha cambiado a pasos agigantados. Hace cien años todavía existía en las naciones, sobre todo occidente, una generalizada cristiandad. Es decir, la sociedad estaba basada en valores y culturas inspiradas por la Fe cristiana. Ya esa realidad no es así.

Por ejemplo, las leyes están cambiado. Lo que antes era algo asumido por todos, está siendo debatido con gran pasión en los diferentes foros públicos del planeta. Para defender hoy en día los principios del humanismo cristiano, se debe actuar casi como lo hicieron los primeros cristianos hace dos mil años: con prudencia y sencillez.

En aquella época de la antigüedad, los cristianos fueron llevado ante tribunales, príncipes y jefes para dar testimonio valiente de su Fe, en muchos casos con él peligro de ser condenados a muerte. ¿Tú estarías dispuesto a hacer lo mismo hoy?

Los cristianos hoy estamos llamados a defender la vida, la cultura de La Paz y los principios éticos y Morales que han dado origen a la civilización y sobre todo han hecho posible la vida plena en tantos hombres y mujeres de buena voluntad. ¡Ánimo! Que nuestro Señor Jesús viene y está siempre con nosotros defendiéndonos de todo mal.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 10,16-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. 
Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre».

El Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir

Es una tendencia en la naturaleza humana la de buscar el honor y poder aquí en la tierra. Nos fascina la fama, el dinero y prestigio. Nos pasamos la vida tratando de construir nuestro espacio para constituirnos en “jefes” de la familia, trabajo y cualquier entorno en que estamos. ¿Esto es cristiano?

Hasta los discípulos se vieron influenciados por esta debilidad o tentación. Pensaban que Jesús era un líder más y por eso había que “agenciarse” un espacio en su círculo íntimo. ¡Increíble!

El Señor nos enseña con su palabra y ejemplo que el que quiera ocupar el primer lugar debe ser servidor de todos. Si ocupado algún tipo de espacio de poder como responsables, catequistas, directores, gerentes, rectores o cualquier otro debemos ejercerlo desde la humildad y ponernos al servicio de los demás. ¿Estás dispuesto? Con la gracia del Señor es posible. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 20,20-28): En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre». 
Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».