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¿Por qué esta generación pide una señal?

Es propio de la naturaleza humana pedir demostración o pruebas de las cosas. Por ejemplo, si alguien dice quererte, lo normal es que le pidamos que lo demuestre con hechos. El tema es que a veces, las señales son evidentes, pero por alguna razón no las vemos o no las interpretamos como deben entenderse.

Algunas personas en tiempos de Jesús no entendían las señales que hacia el Señor. ¿Qué les impedía ver lo enviente? Que estaban en sus propios esquemas. Miraban a Jesús como una persona extraña que hacía cosas fuera de toda lógica. No estaban abiertos a la voluntad de Dios.

A nosotros nos puede pasar lo mismo. Pedimos al Señor que nos haga milagros que no están en el plan de Dios. Queremos que Él se someta a nuestros esquemas y formas de entender la vida. Somos ciegos y no vemos las cosas evidentes. No nos damos cuenta que la verdadera señal que Jesús dará en la victoria sobre nuestras muertes a través de su muerte en la cruz y su resurrección gloriosa. Este es el gran milagro, la gran señal que Jesús hará en nuestras vidas: que participemos de su resurrección. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 8,11-13): En aquel tiempo, salieron los fariseos y comenzaron a discutir con Jesús, pidiéndole una señal del cielo, con el fin de ponerle a prueba. Dando un profundo gemido desde lo íntimo de su ser, dice: «¿Por qué esta generación pide una señal? Yo os aseguro: no se dará a esta generación ninguna señal». Y, dejándolos, se embarcó de nuevo, y se fue a la orilla opuesta.

Maestro, queremos ver una señal hecha por ti

La señal que muestra Dios en Cristo es la del amor. No hay otra. Lo más maravilloso y grande que puede haber es precisamente que Dios nos ama cuando hemos sido malvados y pecadores.

La generación en la que vivió Jesús le pedía señales pero según sus criterios. No tenían Fe. Solo buscaban satisfacer su curiosidad o comprobar mediante medíos o formas no adecuadas la misión del Señor.

Jesús no vino ha hacernos milagritos, aunque sí los puede hacer. Ciertamente muchas veces nos acercamos al Señor y lo que queremos es que nos resuelva nuestros problemas particulares y pensamos que solo así nos podemos creer. 

La señal que Él realiza en nosotros es la victoria sobre nuestro pecados. Nos hace participar de su resurrección. ¡Ánimo!
Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,38-42): En aquel tiempo, le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti». Mas Él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón».

¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación?

En el refranero popular hay una frase que ilustra muy bien la actitud que muchas veces tenemos frente a la vida: “ni con pito no con flauta”. Muchas veces, los seres humanos proclives a ver el “vaso medio vacío, en vez de medio lleno”, nos quejamos de todo. Tenemos como una actitud negativa que solo ve lo que no tenemos o hemos logrado en lugar de darnos cuenta de las cosas maravillosas que suceden en nuestra vida.

En tiempos de Jesús muchas personas fueron testigos de los Milagros y las obras maravillosas que realizaba, mas sin embargo muchos le acusaban y dudaban de Él. Si asi algo de sanación decían que era por espíritus malignos que lo realizaba y por otro lado pedían señales. 

En nuestra vida, a veces, tenemos la misma actitud. Pensamos que Él Señor se equivoca en todo. No nos damos cuenta que todo es bueno y todo obra para bien. Es importante que hoy cambiemos el “chip”. Amemos la vida y aprendamos a reconocer la presencia de Dios en todo, incluyendo aquellas cosas que no nos parecen.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 7,31-35): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¿Con quién, pues, compararé a los hombres de esta generación? Y ¿a quién se parecen? Se parecen a los chiquillos que están sentados en la plaza y se gritan unos a otros diciendo: ‘Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonando endechas, y no habéis llorado’. Porque ha venido Juan el Bautista, que no comía pan ni bebía vino, y decís: ‘Demonio tiene’. Ha venido el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: ‘Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores’. Y la Sabiduría se ha acreditado por todos sus hijos».