Al orar, no charléis mucho

El camino cristiano de encuentro con Dios Padre es la oración. No puede existir Fe cristiana en la tierra si no hay un hombre o mujer orante. La base de nuestra experiencia de Dios se da y crece en la oración continua, incesante e inoportuna.

¿Es fácil orar? Si hablamos de recitar frases mientras nuestra mente está en otras cosas la respuesta seria si. Pero la oración no es eso. La oración es la experiencia que realiza el hombre que busca de Dios y que mediante un acto de humildad supremo reconoce en el Señor la fuente de la felicidad.

Jesús enseñó a discípulos a orar “como conviene”. Por eso podemos también nosotros hoy aprender de Él. El Padre Nuestro nos enseña que para orar debemos estar reconciliados con nuestros enemigos y que siendo criaturas podemos llamar Padre a nuestro Dios. Hagamos por tanto, experiencia de oración.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

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