Mujer, ¿por qué lloras?

Nos hemos pasado la vida llorando y en lamentos. Pensamos siempre en las cosas que lo hemos podido lograr o no tenemos. Nos quejamos de la situación general de país y de nuestras vidas. Esa actitud, mis hermanos, no viene de Dios.

María de Magdala también experimentó lo mismo. Estaba en sus pecados. Estaba en la oscuridad de alguien que se siente solo y sin amor, ¿alguna vez te has sentido así? Pues hoy esta palabra es para ti.

El Señor te dice hoy que no llores más. No más lutos ni llantos ni pecados: ¡RESUCITÓ!

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 20,11-18): En aquel tiempo, estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní», que quiere decir “Maestro”». Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: ‘Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.

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