Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre

Hace la voluntad de Dios es la clave de toda acción cristiana. Jesús es el primero que frente a la pasión y cruz prefiere que se haga la voluntad de Dios antes de evitar ese calvario. ¿Tenemos nosotros ese mismo espíritu?

Hoy a lo mejor te has levantado con pesadez. Has pensado en las cosas que te tocan hacer este año y te has llenado de cansancio y malestar. No quieres ir a trabajar o educar a tus hijos, te cuesta trabajo aceptar a tu pareja o entender a tus padres. Piensa en la cosas que hoy no aceptas en tu vida y a lo mejor en esas cosas está la voluntad de Dios.

La voluntad de Dios siempre es el amor, la bendición y la donación. Si los hechos de tu vida en lo que no te apetece mucho entrar te llevan al amor y perdón entonces esa es la voluntad de Dios. El AMOR siempre es el camino de Dios. ¿Estás dispuesto a hacer hoy su voluntad?

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 3,31-35): En aquel tiempo, llegan la madre y los hermanos de Jesús, y quedándose fuera, le envían a llamar. Estaba mucha gente sentada a su alrededor. Le dicen: «¡Oye!, tu madre, tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan». Él les responde: «¿Quién es mi madre y mis hermanos?». Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

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