¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?

Jesús, como todo buen hijo, quería mucho a su madre. Tenía primos, que en aquel entonces se les consideraba hermanos, a los que queria también. Es por tanto seguro que ciertamente Jesús tenía un entorno familiar muy cercano. ¿Eran ellos los únicos cercanos a Jesús?

El Señor aprovechaba cualquier oportunidad para dar una palabra que ayudará a sus discípulos o quienes les escuchaban. Si su madre le buscaba, aprovecha ese gesto para dar un mensaje. ¿Cuál era este? Que los que hacen la voluntad de Dios también son sus cercanos.

La filiación divina, a la cual todos somos llamados, es un don que se ofrece gratuitamente a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Solo debemos abrir nuestro corazón a su voluntad. ¿Cuál es la voluntad de Dios? ¡Que seamos felices! Abre tu corazón a esta oferta generosa que Dios te hace hoy y siempre.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 12,46-50): En aquel tiempo, mientras Jesús estaba hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte». Pero Él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

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