Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros

Nada material dura para siempre. No vale la pena acumular de manera desenfrenada en la tierra si faltamos al amor y a la misericordia. Nuestro recorrido terrenal debe servir para estar al servicio de los demás no para despreciarles sobre la base de exigencias humanas fabricadas para dominar voluntades.

El cristianismo es precisamente la experiencia de salvación en Cristo que nos hace libres para amar sin medida. ¿Tienes alguien a quien no soportas? ¿Te cuesta trabajo entender el temperamento de tu prójimo? Perdónale, ámale, excúsale… ese es el verdadero camino de la salvación cristiana. El amor hasta el extremo.

Pidamos la gracia de ser libres en plenitud. No reduzcamos el cristianismo a un montón de leyes externas que debemos cumplir. Hagamos más bien de nuestra fe un espacio de amor para con todos los hermanos y hermanas del mundo. ¡Fratelli Tutti!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 11,37-41): En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros».

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