Existe una tendencia muy marcada en nuestra naturaleza y sobre todo en la mentalidad occidental que es la de cumplir leyes y normas. Es cierto que la constitución y las leyes tienen importancia capital, pero ¿qué es más importante? ¿Cumplir la ley o el espíritu de la ley? Veamos.
En tiempos de Jesús se llevó el cumplimiento de la Ley a un nivel exagerado. Era más importante lavarse las manos que atender a las viudas y a los huérfanos. Se estaba pendiente de los ritos y no se daba importancia a la caridad.
El amor es la medida de todas las leyes. Amar es cumplir la ley entera y es la gran enseñanza que quiere darnos el Señor en el día de hoy.
Dar limosna, si se hace con el corazón y dándolo TODO es la más grande demostración de amor. En un tiempo donde el amor al dinero domina el corazón de todos los hombres dar dinero a cambio de nada es símbolo de que realmente es más importante amar que acumular.
¿Cómo puedes ir a la iglesia, orar y participar en las diversas liturgias y no puedes perdonar o pedir perdón? Hoy la palabra de Dios nos invita a realizar esta experiencia. Dios nos ama y nos invita a dar de este amor recibido gratuitamente a todos los que nos rodean. Mis hermanos y hermanas, AMAR ES CUMPLIR LA LEY ENTERA.
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 11,37-41): En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, un fariseo le rogó que fuera a comer con él; entrando, pues, se puso a la mesa. Pero el fariseo se quedó admirado viendo que había omitido las abluciones antes de comer. Pero el Señor le dijo: «¡Bien! Vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos! el que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior? Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros».