Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen

Hay fragmentos del evangelio que no entendemos si no comprendemos el contexto y propósito del mismo. ¿Acaso Jesús responde mal o maltrata a sus cercanos? Claro que no.

Muchas veces los directores espirituales hablan con dureza a sus hijos en la Fe. Lo hacen porque ven de Dios que es importante llamarles la atención. Aprovecha una situación para mostrarle a sus hijos espirituales lo que realmente es importante.

El Señor aprovecha una visita de su madre y sus hermanos, a los que quiere mucho, para dar una palabra a sus discípulos sobre su obra. Él quiere que todos sean sus hermanos y que esto se evidencie mediante la obediencia a su Padre común. 

Todo aquel que escuche la voz de Dios y la cumpla se convierte en hermano de Cristo e hijo de Dios. La filiación divina nos viene dada por nuestra respuesta afirmativa a la voluntad de Dios. ¡Ánimo! Dios nos llama a ser sus hijos y esto es lo más grande que puede tener una persona.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 8,19-21): En aquel tiempo, se presentaron la madre y los hermanos de Jesús donde Él estaba, pero no podían llegar hasta Él a causa de la gente. Le anunciaron: «Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte». Pero Él les respondió: «Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen».

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