Porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel

La clave para entender la fiesta de la manifestación del Señor o como se llama popularmente dia de los Reyes Magos está en tener plena confianza de que nacerá en nosotros el Señor. ¿Qué quiere decir esto?

Ciertamente debemos alegrarnos porque Dios se hizo carne hace dos mil años y nació de una virgen llamada Marí. Más sin embargo, debemos alegrarnos mucho más al tener la certeza de que nuestro Señor Jesús quiere nacer en nuestros corazones mediante su Espíritu Santo. Este es el centro de nuestra fiesta de Navidad.

Hoy puedes ser también hijo de Dios. Déjate ayudar por Él. Abre tu corazón al amor. Es importante que seamos en este mundo testigos fieles de su amor.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 2,1-12): Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’». 

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle». 
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.

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