Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale

En nuestra relación diaria tenemos y exigimos respeto. Esta relación con el prójimo está matizada por lo que hemos llamado “respeto humano”, entendido como el miedo a ofender o molestar. ¿Puede este “respeto” impedir nuestra misión como cristianos?

En una sociedad como la nuestra, los seres humanos tendemos a aislarnos y ser cada vez más celosos de nuestro espacio. No nos metemos con nadie para que nadie se meta con nosotros. Si pensamos algo de alguien o vemos que un amigo o familiar debe ser corregido preferimos no decir nada. Decimos: “mejor no digo nada”. Esto no viene de Dios.

En la comunidad cristiana se da algo superior a esta norma de comportamiento natural. La Fe en Cristo nos llama a amarnos los unos a los otros como Él nos amó y este amor implica practicar la llamada corrección fraterna.

El mismo Jesús dio un ejemplo extraordinario. Llamaba a conversión, corregía a sus discípulos, llamaba la atención de los fariseos y escribas, delataba los pecados del pueblo. Su vida era amar a su ovejas y muchas veces esto implicaba amonestarlas con cariño, afecto y de manera enérgica.

Corregir al hermano es un acto de caridad. Es mostrarle el camino correcto. Es “perder la cara” y asumir el riesgo de perder su cariño con tal de salvar su alma. Hermanos, Dios nos invita a ejercer todos los días está extraordinaria práctica de caridad fraterna.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 17,1-6): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. Cuidaos de vosotros mismos.

»Si tu hermano peca, repréndele; y si se arrepiente, perdónale. Y si peca contra ti siete veces al día, y siete veces se vuelve a ti, diciendo: ‘Me arrepiento’, le perdonarás».

Dijeron los apóstoles al Señor; «Auméntanos la fe». El Señor dijo: «Si tuvierais fe como un grano de mostaza, habríais dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y os habría obedecido».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>