Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer

Todos necesitamos reconocimiento por nuestro trabajo. Es muy natural del ser humano esperar agradecimiento o recompensa por el trabajo bien realizado. Nos llena de vida los aplausos y elogios. ¿Cómo se maneja esto en el cristianismo?

Jesús nos invita a no darle importancia a nada de eso. Nos dice que cuando cumplamos con nuestro deber, sintamos que sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer: ni más, ni menos.

El Señor pretende que seamos libres de las ataduras terrenas. Esperar siempre el reconocimiento es una forma de esclavitud. La madre que espera que su esposo e hijos le valoren por lo que hace, el trabajador que espera ser reconocido por la empresa, el catequista que siente merecer admiración por lo demás… Nada de eso es seguro y jamás podemos poner nuestra confianza en eso. Nos ahorraremos muchos desengaños si nos llevamos de Jesús.

Una de las frases más liberadoras del evangelio es “somos siervos inútiles”. Hagamos de esas palabras un lema diario que nos permita esperar sólo de Dios el amor, renacimiento y cuidado. Sólo Él puede amarnos como sus hijos y en nuestra pobreza.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 17,7-10): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¿Quién de vosotros tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al momento y ponte a la mesa?’. ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y cíñete para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?’. ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os fue mandado, decid: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>