Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio

El profetismo es importante para la relación nuestra con Dios. Todos los que tenemos Fe o estamos abiertos a tenerla necesitan de un profeta que le hable o anuncie de parte de Dios. Es gracias al profeta que se siente la presencia del Señor entre nosotros.

El gran dilema es que mucho pueden caer en el error de rechazar al profeta. Esto se debe a que como el profeta anuncia y denuncia puede hacerse incómodo para aquellos que les gusta el anuncio pero no la denuncia.

Aceptemos lo que el profeta que Dios ha puesto en nuestra vida (presbítero, catequista, padre o madre, amigo) nos tiene que decir. Dejemos aún lado nuestros bloqueos y dejemos que la acción de Dios senadora actúe a través de sus siervos.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 6,1-6): En aquel tiempo, Jesús salió de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto?, y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?». Y se escandalizaban a causa de Él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>