Hermano/a
Conocer la verdad es conocer el amor de Dios. Vivimos muchas veces esclavos de tantas cosas. Nos sentimos muertos, tristes, sin vida, porque hemos renunciado (algunas veces sin saberlo) a nuestra filiación divina.
Jesús hoy nos invita a elegir de quién queremos ser hijos. Si Dios es nuestro Padre, somos libres! Somos hijos de Dios porque hemos conocido la verdad, hemos experimentado el amor de Dios y los vivimos todos los días en nuestra vida. Ánimo! Abre tu corazón al Señor que te ama y quiere que tu seas feliz.
Texto del Evangelio (Jn 8,31-42): En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos que habían creído en Él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Ellos le respondieron: «Nosotros somos descendencia de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Os haréis libres?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es un esclavo. Y el esclavo no se queda en casa para siempre; mientras el hijo se queda para siempre. Si, pues, el Hijo os da la libertad, seréis realmente libres. Ya sé que sois descendencia de Abraham; pero tratáis de matarme, porque mi Palabra no prende en vosotros. Yo hablo lo que he visto donde mi Padre; y vosotros hacéis lo que habéis oído donde vuestro padre».
Ellos le respondieron: «Nuestro padre es Abraham». Jesús les dice: «Si sois hijos de Abraham, haced las obras de Abraham. Pero tratáis de matarme, a mí que os he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Vosotros hacéis las obras de vuestro padre». Ellos le dijeron: «Nosotros no hemos nacido de la prostitución; no tenemos más padre que a Dios». Jesús les respondió: «Si Dios fuera vuestro Padre, me amaríais a mí, porque yo he salido y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino que Él me ha enviado».
Oremos: “Dios grande, Padre nuestro, concédeme vivir siempre como un verdadero hijo tuyo, testigo de la verdad”