Para ser cristiano solo hace falta una cosa: amar a nuestros enemigos. Los musulmanes oran con unción varías veces al día, los judíos cumplen fielmente el sabbat, los budistas hacen meditaciones de varias horas, y nosotros los cristianos hacemos lo anterior pero sobre todo estamos llamados a amar a nuestros enemigos, ¿quién, en este mundo, hace cosa semejante?
Tenemos siempre alguien de quien no queremos saber. En nuestras relaciones diarias nos peleamos o sentimos mal con la pareja, con los hijos, algún familiar, amigo, vecino o conocido. En ocasiones sufrimos las injusticias que nos hacen nuestros prójimos. ¿Cómo responde un cristiano? Con amor en la dimensión de la Cruz.
Si, mis queridos hermanos. Estamos llamados por Dios a amar a nuestro prójimo y perdonarlo todo. Ese es el camino de la santificación cristiana. Esa es la vereda que conduce a la vida eterna. ¡Ánimo!
Leer:
Texto del Evangelio (Mt 5,43-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial».