Estad alerta, no os dejéis engañar

El mundo pasa. El Amor de Dios es eterno. Este tiempo litúrgico nos hace experimentar de una forma más viva uno de los aspectos más importantes de la vida cristiana: la escatología.

La iglesia siempre clama en cada eucaristía que Dios permita que Jesucristo vuelva lleno de gloria a juzgar a vivos y muertos. Un cristiano siempre está mirando al cielo. Nunca a la tierra. Tiene su corazón en los bienes espirituales, no en los terrenales.

Pidamos al Señor que nos de la gracia de esperar su vida con alegría. La muerte física no representa el final. Es un nuevo comienzo que nos conduce a la mansión de Dios donde se vive de amor. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 21,5-11): En aquel tiempo, como dijeran algunos acerca del Templo que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».

Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Estad alerta, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato». Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo».

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