Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas

No sabes cuál será el día y hora en que nuestro Señor nos llevará con Él. Es decir, podemos morir en cualquier momento. Solo Dios sabe el instante definitivo en el que pasaremos de este mundo a nuestra morada celeste.

Es importante estar atentos a las visitas que nos hace nuestro Señor todos los días, a través de los acontecimientos ordinarios. Permite situaciones que buscan la manifestación de la naturaleza divina. Alguna humillación, una injusticia o algún reconocimiento recibido son situaciones que buscan provocar en nosotros una reacción cristiana.

Permanezcamos atentos. Estemos siempre en vela, porque no sabemos el día y la hora en la que se aparecerá el Señor y nos pedirá cuenta. La actitud escatológica o de espera es la más fundamental de todas en la vida cristiana. Estemos siempre pendientes de la manifestación gloriosa de nuestro Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 12,35-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».

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