No os amontonéis tesoros en la tierra

Pongamos nuestro corazón en los bienes espirituales. Tengamos gusto por la oración, los sacramentos, la predicación, la acción pastoral y la evangelización. Que nuestra aspiración sea ser santo. Esa es la clave de la felicidad. El centro de nuestra Fe.

Debemos purificar nuestro corazón para que no ande extraviado buscando dinero sin medida o todas las demás cosas que dan felicidades pasajeras y dañan a los demás. Nuestros ojos deben mirar a estos bienes como lo que son, soporte material de nuestra existencia física y nada más. No tienen poder para dar la vida.

Amemos a Dios por encima de todas las cosas. Busquemos las cosas del cieño. Hagamos eso, y seres felices. Amén.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 6,19-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

»La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!».

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