En muchas ocasiones no sabemos entender los signos de los tiempos. Vivimos anclados en nuestras viejas costumbres y debilidades. No sabemos renunciar radicalmente con los “remiendos viejos”.
Debemos experimentar que estamos en tiempos de fiesta. Cristo, con su muerte y resurrección, nos introduce en el gran banquete de bodas. En una fiesta donde se respira el gozo que solo Dios puede dar.
¡Ánimo! No tengas miedo. Vive en el Señor.
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 5,33-39): En aquel tiempo, los fariseos y los maestros de la Ley dijeron a Jesús: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben». Jesús les dijo: «¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán en aquellos días».
Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo. Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder; sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos. Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: ‘El añejo es el bueno’».