¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?

Jesús suscitó admiración en su tiempo. Rápidamente, por sus obras, las personas le reconocían importancia y trascendencia. Nuestro Señor extendió su fama por todas las comarcas de la época por las maravillas que realizaba a través de su predicación y milagros. ¿Todos los reconocieron como mesías?

A pesar de todo lo que distinguió a Jesús en su paso por la tierra, nos corresponde a nosotros al igual que los que le conocieron, reconócele como mesías y salvador. Nuestro Señor no fue solo un profeta importante. Él vino a salvarnos, curarnos y perdónanos.

Hoy podemos reconocer a Jesús como nuestro Señor. Acogamos al Señor como nuestro mesías. Recibamos a nuestro mesías en el corazón. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 9,7-9): En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba, y estaba perplejo; porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?». Y buscaba verle.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>