En la vida encontraremos a muchos lobos que van a querer destruirnos de muchas maneras. Puede ser algún amigo, conocido o situación que nos invitará a pecar o intentará, por causa del evangelio, destuirnos. Hay tantas situaciones en las que puede correr peligro nuestra vida de Fe.
Es por eso que debemos pedir a nuestro Señor el discernimiento y fuerza del espíritu para seguir trabajando y luchando contra esos lobos y peligros de la Fe.
¡Ánimo! Dios nunca nos dejará solos.
Leer:
Texto del Evangelio (Mt 10,16-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros.
Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará. Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre».