¿Estás perdido? ¿Piensas que tu vida no tiene sentido? ¿En algún momento has experimentado la necesidad de ayuda? Nuestro Señor Jesucristo ha venido y viene nuevamente a salvarnos de todo mal o pecado. Él es el Salvador de toda la humanidad.
Todas las personas tienen complejos, situaciones de sufrimiento y esclavitudes. Hemos estado como ovejas sin pastor. En algunas ocasiones nos sentimos perdidos. Quizás también no queridos por los demás. Nos da la impresión que no cumplimos las expectativas de los demás.
¡Tranquilos! Nuestro Señor viene a redimensionar nuestra vida. Nos ama profundamente y con la experiencia de dicho amor nos transforma en criaturas nuevas. Toda alma que tienen un encuentro personal con Jesús experimenta la gracia divina y queda transformada para siempre. Pidamos para que Dios nos conceda no dudar nunca de dicho amor. Amén.
Leer:
Texto del Evangelio (Lc 19,1-10): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».