¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados

El milagro físico siempre ha causado especial atención para todos nosotros. Nos sorprende ver como algo rompe las leyes física. El que no podía ver, recobra la vista y el enfermo recupera sin una explicación lógica. Estos hechos prodigiosos han impresionado a todas las generaciones.

Sin embargo, existe un hecho mucho más importante que ese. ¿Qué es más importante? ¿Qué podamos caminar o que tengamos felicidad plena y aceptación total de nuestra vida? No nos perdamos. Es una bendición tener salud pero ese solo hecho no nos hace felices.

Abramos nuestro corazón al perdón que nos ofrece Dios en Jesús. ¡Vive el día de hoy con alegría! Tus pecados han sido perdonados.

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 9,1-8): En aquel tiempo, subiendo a la barca, Jesús pasó a la otra orilla y vino a su ciudad. En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados». Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Éste está blasfemando». Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados —dice entonces al paralítico—: ‘Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Él se levantó y se fue a su casa. Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.

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