Padre, ha llegado la hora

Todos tenemos nuestra hora. Hay un momento en nuestra vida donde parece que el tiempo se detiene y todo en lo que nos hemos apoyado tambalea. Es el punto más profundo de nuestra existencia. Es el momento donde todo se cuestiona y donde nos quedamos “solos con el solo”. Jesús experimentó esa hora.

El Señor fue enviado a la tierra a cumplir una misión muy concreta. Dios el envía para salvar al mundo entero de su total perdición. ¿Y cómo lo ha hecho Dios? Dejando que crucificaran a su propio hijo para luego resucitarle. La gloria de Dios se ha manifestado ahí. ¡Jesús está dispuesto a morir! El sufre hasta el extremo para resucitarnos de manera radical. Esta es la verdadera gloria de Dios. ¿Cómo podemos participar de ella?

La gloria de Dios se manifiesta en nosotros cuando mostramos el amor de Dios, muriendo por los demás y resucitando para hacer la voluntad de Dios.

Leer:

Texto del Evangelio (Jn 17,1-11a): En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. 


»Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. 


»Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti».

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