Se pasó la noche en la oración de Dios

En nuestra vida tenemos que tomar decisiones importantes. Existen momentos de especial relevancia, como elegir la carrera profesional que se piensa realizar, decidir si mudarse o no, casarse, elegir el colegio donde mandáremos a nuestros hijos; en fin, son muchas las opciones en la vida que debemos de seleccionar y que tienen gran impacto en nuestra vida. ¿Qué nos ayuda en estos tan importantes momentos?

Jesús siempre ha orado en los acontecimientos de mayor trascendencia. Ha orado en el momento de elegir a los apóstoles, a la hora de entrar en la pasión y desde la cruz. Él nos ha dado ejemplo de como podemos hacer uso de la oración pidiendo el discernimiento necesario para actuar con sabiduría y cumpliendo la voluntad de Dios.

La oración no es un mero acto religioso o de devoción que nos hace sentir bien con nosotros mismos y edifica nuestro “ego espiritual”. La oración es el encuentro personal con nuestro Señor que nos hace estar dispuestos a obrar según su voluntad.

Oremos como han orado los grandes hombres y mujeres de las escrituras. Oremos como los santos y santas de todos los tiempos. Oremos como Jesús, que siempre busco entrar en la voluntad de nuestro Padre Dios amoroso y misericordioso.

Leer:

Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

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