Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes

No podemos reducir el cristianismo a un conjunto de preceptos morales. No debemos creer que un cristiano es aquel que se porta bien y cumple con sus deberes. Eso lo hacen muchas personas que ni siquiera creen en Dios. Por tanto, ¿cuál es la diferencia entre un hijo de Dios y alguien que ni siquiera cree en Jesús? La humildad.

Ser humilde es reconocer lo que somos, unos pecadores. El humilde siempre ve primeros sus debilidades, considera a los otros mejores que él y siempre busca hacer la voluntad de Dios porque sabe que es la única manera de ser feliz. El cristiano se siempre intensamente agradecido del amor de Dios porque sabe que es una gracia que no merece.

Seamos verdaderos cristianos. Seamos verdaderos hijos de Dios. Amemos como el Señor nos ama. Solo así seremos verdaderamente felices.

Leer:

Texto del Evangelio (Mc 8,14-21): En aquel tiempo, los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. Jesús les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?». «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete». Y continuó: «¿Aún no entendéis?».

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