¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?

¿Cuál es tu proyecto personal de felicidad? Todos tenemos una imagen mental de lo que quisiéramos fuera nuestra vida. Nos proyectamos en el futuro y pensamos… ¿si yo tuviera tal cosa? ¿Si mi vida cambiara en tal otra? En definitiva, nunca conformes de lo que tenemos y siempre deseando algo más.

El cristianismo NO es una filosofía de vida conformista. Lo que SI es una experiencia de encuentro personal con el amor de los amores. ¿Puede un Dios misericordioso desear nuestra muerte y sufrimiento? ¡Claro que no! Lo que hace es que nos ilumina la historia y la convierte en bendición. Nos hace aceptar los acontecimientos y aprovecharlos para crecer en todos los órdenes, sobre todo el espiritual.

Estemos dispuesto siempre a subirnos a la cruz. Nunca busquemos una felicidad material y mundana. Vivamos en plenitud la vida tal cual Dios nos la está regalando. ¡Ánimo!

Leer:

Texto del Evangelio (Mt 20,17-28): En aquel tiempo, cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les dijo por el camino: «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte y le entregarán a los gentiles, para burlarse de Él, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará».

Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».

Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

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